martes, noviembre 14, 2017

Cottage Pie



 Virginia Woolf posó para la revista Vogue. Lo foto apareció en 1926 


Cuando la noche del 7 de noviembre de 1930 Virginia Woolf se despidió del poeta Yeats en casa de Lady Ottoline, sintió que estrechaba una mano famosa. Al día siguiente anotó en su diario: “Nació en 1865, así que ahora tiene 65 años… y yo 48: por lo tanto tiene derecho a ser mucho más vital, dúctil, apasionado y en general, maduro y generoso”.

Virginia pensó en la conversación sobre sueños que Yeats tuvo con Walter De la Mare, y cuando se disponía a referirla, se le acercó Nelly a preguntar por la comida que debía preparar para el almuerzo.

-Tienes mucho tiempo que no haces cottage pie, así que, por favor, hazlo para hoy. L. se va a alegrar.

Nelly asintió, pero salió refunfuñando porque no quería picar carne ese día.

Al retomar el cuaderno, Virginia trazó estas líneas:

Yeats ha engordado mucho. La última vez que lo vi fue en 1907, o quizás 8, en una cena en el Nro. 46. Debo anotar que nunca había oído hablar de mí y yo me sentí ligeramente azorada por los penosos esfuerzos de O. para que él comprendiera quién era yo.

Viriginia iba a precisar que el Nro. 46 corresponde a Gordon Square, pero no lo consideró necesario. Todos debían saber que ese ese lugar era el centro literario de Bloombsbury, es decir, de Londres.

Tras hacer una descripción del Yeat (“una frente enjuta, bajo una maraña de pelo gris y castaño, ojos luminosos, pero oscurecidos por las gafas; vistos de cerca tienen la mirada vigilante y al tiempo sorprendida de sus primeros retratos”), Virginia recuerda que cuando ella entró a la reunión interrumpió a De Mare, “que estaba contando una larga historia sobre un sueño con Napoleón” y que Yeats entonces aprovechó la ocasión para iniciar una apasionada intervención sobre los sueños. Dijo que Tagore le había contado que de joven tuvo un sueño, un sueño que debio ser mágico, porque -añadía Tagore-, de encontarlo de nuevo, se haría inmortal.

“Hablan demasiado de sueños”, escribió Virginia al final de la entrada, sin dejar de confesar su buena impresión de Yeats y de su poesía. “Por dondequiera que se le cortara, con una pequeña pregunta, manaba fuentes de ideas”, apuntó.

Esa noche hablaron de Tom y concordaron que Eliot “utiliza muy hábilmente las mitologías”. Por ejemplo, la del Rey Pescador en The Waste Land. También lo hicieron de Pound, otro poeta que, según Yeats, cuando emplea las mitologías “escribe de forma muy bella”.

Para ambos, fue una noche inolvidable.

En una carta a John Masefield, el poeta de Sligo dijo: “Ayer conocí a Walter de la Mare y a Virginia Woolf en casa de lady Ottoline” y éste es el resultado de mis conversaciones y una metáfora de la casa de lady Ottoline:

Nosotros que tanto hemos pensado/ y tales obras realizado, / tenemos que extendernos, perdidos./ como leche sobre piedra derramada.
--

Virginia cerró el cuaderno, se levantó y fue a la cocina. Quería saber cómo iba el cottage pie que Nelly hace tan rico.