lunes, julio 11, 2005

En Santiago son de San Felipe

El pasado 5 de julio abrió sus puertas la Casa de Venezuela en una calle del histórico centro de Santiago de Cuba. El acto, presidido por nuestro embajador Adán Chávez y por Farruco Sesto y Abel Prieto, ministros de Cultura de Venezuela y Cuba, respectivamente, concluyó con una degustación de variados entremeses venezolanos, elaborada por el Centro de Investigaciones Gastronómicas de la UNEY. Así, mientras los llaneros Cristóbal Jiménez, Nelson Parra y Vidal Colmenares (el mejor Florentino del país), cantaban para una animada y alegre concurrencia santiaguera, ésta saboreaba una exquisita mantequilla de caraotas, un milagroso lau-lau ahumado, selce coriano, quesos, un tarkarí de chivo y un pisillo de chigüire inigualables, servido todo con casabe, y al final, una muestra de nuestra riquísima dulcería. Esa noche la presencia gastronómica venezolana fue disfrutada y celebrada con efusión por un público afortunado y sorprendido.

Los cocineros de la UNEY tuvieron otras actividades importantes en el Festival del Caribe. En condiciones difíciles -por el paso del huracán Dennis- tuvieron la oportunidad de prepararle una cena a la delegación venezolana, recluida en el hotel, por razones de seguridad, durante más de veinticuatro horas, veinticuatro horas largas, expectantes, fraternales. Sobre Santiago de Cuba pasaba una temible tormenta y nuestra gente del Centro de Investigaciones Gastronómicas le cocinaba en el hotel Las Américas -con lo poco que disponía en ese momento- a casi un centenar de compatriotas. La entrada fue lau-lau ahumado con una mayonesa aliñada con yerbas y servida con casabe. El plato principal consistió en chigüire, acompañado de queso blanco y de un accidental y sabrosísimo puré de arroz. Para el postre, cascos de guayaba. Un coctel de cocuy de Siquisique (elogiado por Luis Alberto Crespo, un sabio en esta materia) sirvió para rociar el improvisado condumio.

Nos llamó la atención algo que se convierte en un dato relevante a los fines de difundir la gastronomía venezolana entre nosotros mismos: ninguno de los miembros de la delegación, salvo dos personas, conocía el lau-lau ahumado, ese tesoro cuasi escondido del soberbio Orinoco. Sobre una pequeña galleta de casabe se coloca un trocito de lau-lau ahumado y se tiene ya una entrada maravillosa. Si se le añade alguna salsa apropiada, por ejemplo, la mayonesa preparada y “envenenada” por el Cig-Uney, algunos podrían llegar a convertirse en incurables viciosos del lau-lau.

La representación del Centro de Investigaciones Gastronómicas de la UNEY no se limitó a cocinar. Sus integrantes participaron en un diálogo con miembros de la Escuela Culinaria de La Habana. De ese diálogo surgieron después varias sesiones en las cuales los yaracuyanos le prestaron asesoría a los habaneros, quienes nos regalaron al final con una comida venezolana preparada por ellos en la sede de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Sin duda, fue el feliz inicio de un intercambio que promete ser muy fecundo.

No puedo concluir esta nota sin destacar los méritos indiscutibles de quienes, superando tropiezos, no sólo surgidos del ominoso ciclón antillano, pudieron llevar con éxito a Santiago de Cuba el fervor de la cultura culinaria venezolana. Así, los nombro ahora con orgullo para reconocerles su calidad profesional, su disciplina, su imaginación, su compromiso y su permanente alegría. Son ellos: Cruz del Sur Morales, Antonio Mujica, Ricardo Oropeza, Osmany Barreto, María Loyo y Alexander Manzanilla. Son de San Felipe y vivieron el son de las lomas de Santiago.

P.D: El puré de arroz no estaba previsto. Fue producto del azar. Los cocineros del hotel estaban en su casa e intervinieron sin permiso en el trabajo. Bajaron el fuego, mientras uno de los nuestros trabajaba el chigüire. Ante el "mazacote" de arroz, la jefe de cocina de la UNEY actuó de inmediato. Convirtió el desastre en una delicia. Con mantequilla (y mano para batir) obtuvo un excelente puré que sorprendió a los visitantes y a los anfitriones.

4 comentarios:

Tecnorrante dijo...

Chigüire! El plato de mi tierra en Semana Santa! Tengo mucho tiempo que no lo pruebo... ¿se consigue en San Felipe?

(El cuento del puré de arroz está demasiado bueno, y está anotado para cuando me ocurra algo similar. Gracias Biscuters!)

Un gran abrazo desde Caracas.

Anónimo dijo...

Y el pueblo de Cuba, comió algo?

Anónimo dijo...

No tienes idea de cuanto ni de como lo disfrutò

Anónimo dijo...

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