lunes, noviembre 28, 2005

Elogio de la gula

Hoy tuvimos en la UNEY la grata visita de Germán Carrera Damas, con motivo de la presentación de su estupendo libro Elogio de la gula, pleno de saberes y sabores y que es, sin duda, un verdadero regalo para la literatura gastronómica venezolana.

De ese libro hablaré después. Por ahora sólo deseo consignar mi admiración por el autor, un eminente intelectual capaz de reunir con acierto la diplomacia y la cocina, así como la gran historia y la pequeña.

Copio el epígrafe que figura en la introducción de Elogio de la gula:

"Alguien dijo que hay dos clases de libros: los de cocina y los demás. Me permito añadir que los de cocina hablan al espíritu a través de la sensibilidad. Los demás hablan a la sensibilidad desde el intelecto. Los de cocina crean una comunión. Los demás establecen una comunicación"

(El glotón ilustrado)

4 comentarios:

Ana Isabel dijo...

"Los de cocina hablan al espíritu a través de la sensibilidad. Los demás hablan a la sensibilidad desde el intelecto."

Estas palabras no pueden ser mas reales....me dejaron pasmada cuando las lei.

Guy Monod dijo...

Apreciad@ Biscuter:

Mi nombre es Guy Monod, tengo 29 años, vivo en la quinta paila y mi caso es el siguiente: sufro de "gula selectiva". Normalmente me conformo con poco, pero si se trata de un asado de tira o un bife con papas fritas no me para nadie.

¿Mi mal tiene cura?¿Me estaré convirtiendo en hombre-tigre?¿Brillat-Savarin escribió algo sobre esto?

Gracias,
.Guy "Tenedor de Oro" Monod

Urogallo dijo...

Comunicarse es un acto vital, nos permite intercambiar exeriencias y comunicar deseos y necesidades, casi siempre esperando algo a cambio.
Al crear (ergo, cocinar) no se espera obtener mucho, pero si se entrega todo, alegrias, pasiones, tristezas, en fin; se entrega el ser a otro para que lo paladee y diga a que sabe ese momento de la vida del cocinero que queda plasmado en el plato.
Las emociones, tan difíciles de comunicar con palabras, pueden ser entonces recreadas para que se interpreten al gusto del comensal, pero llevando el sello indeleble de las manos y la vida del cocinero.
Saludos

Anónimo dijo...

¿Qué le cocinó Cuchi en el año 94 al actual Premio Cervantes, Sergio Pitol?