Enrique Bernardo Núñez en dos breves artículos del año 36 toca el tema de la alimentación con una claridad y una perspicacia todavía en vigor. Su pluma de periodista, que jamás dejó de ser la misma del hombre de letras que escribió La galera de Tiberio, consideró de urgente aplicación la parte del programa presidencial referida a los alimentos. Eran tiempos de cambios. O se inventaba o se erraba. En esos artículos Núñez destacó el rol de las políticas alimentarias por encima de otras que debían considerarse subsidiarias. Abogó por una urgente reforma de lo que él llamaba “sistema alimenticio”, un sistema productor de tantas o más víctimas que “el paludismo y la sífilis”. Apuntó con sabia visión hacia la arista educativa como el instrumento clave para adelantar las soluciones. Poco le faltó para proponer un "Acude" o una “Misión Robinson” dedicada sólo a la alfabetización alimentaria.
Sus artículos se refirieron al tema, a propósito del Programa de Febrero de Eleazar López Contreras, en el que se anunciaba la creación de una instancia para el estudio de la nutrición nacional y un plan práctico de alimentación adecuada. Fueron un llamado de atención, un timbrazo a las audiencias o a los funcionarios que descuidaban los asuntos de la ingesta diaria en favor de otras cosas menos pertinentes. Por desgracia, ese llamado aún no ha sido atendido por nosotros. Basta escuchar a quienes hablan de “soberanía alimentaria” para percibir la insuficiencia y percatarse de que el mensaje de Enrique Bernardo Núñez sigue aguardando oídos que lo entiendan.
Uno no se explica cómo todavía una obviedad pudo continuar en la boca de muchos, pero nunca en los hechos de nadie, por lo menos, de nadie con responsabilidades directas de gobierno. Algunos discursos actuales acerca del tema se han alejado incluso de esa obviedad. Si bien se ocupan de aspectos relevantes, aún no tocan la raíz del problema. Y lo sorprendente es que para hacerlo sólo se requiere referirse a un lugar común o a verdades tan evidentes que resultaría innecesario repetirlas, si no existiese una inveterada contumacia para su efectiva concreción, y antes que eso, para la verdadera conciencia sobre la misma.
La soberanía alimentaria no la garantiza el petróleo. Si no se posee una visión clara e integral de lo que significa soberanía, el petróleo termina garantizando sólo la posibilidad de importar alimentos y de reforzar la dependencia. El petróleo, como ya lo hemos sufrido, no nos otorga por sí mismo soberanía verdadera.
Es necesario el rescate de nuestro paisaje agroalimentario, mediante una formación continua y amplia, que incluya producción y cocina, y no sólo mercado. Sólo así tendremos soberanía en esa área. Se trata, en rigor, de emplear los recursos que nos proporciona el petróleo para fomentar y robustecer una cultura alimentaria propia. Lo otro es seguir postergando la solución radical del problema y, lo que es peor, colonizando cada vez más nuestra vida cotidiana.
¿Soberanía alimentaria con caraotas chinas? Necesitamos técnicos e ingenieros especialistas en pozos petroleros, pero también hombres capaces de orientar los recursos que provienen de esa riqueza hacia la liberación alimentaria del país. Y cuando decimos liberación no nos referimos exclusivamente a lo material. Pensamos sobre todo en la cultura, en la dimensión espiritual de la comida, en su armonía con el entorno, con nuestros ríos, nuestro mar, nuestra tierra, nuestra historia.
Sus artículos se refirieron al tema, a propósito del Programa de Febrero de Eleazar López Contreras, en el que se anunciaba la creación de una instancia para el estudio de la nutrición nacional y un plan práctico de alimentación adecuada. Fueron un llamado de atención, un timbrazo a las audiencias o a los funcionarios que descuidaban los asuntos de la ingesta diaria en favor de otras cosas menos pertinentes. Por desgracia, ese llamado aún no ha sido atendido por nosotros. Basta escuchar a quienes hablan de “soberanía alimentaria” para percibir la insuficiencia y percatarse de que el mensaje de Enrique Bernardo Núñez sigue aguardando oídos que lo entiendan.
Uno no se explica cómo todavía una obviedad pudo continuar en la boca de muchos, pero nunca en los hechos de nadie, por lo menos, de nadie con responsabilidades directas de gobierno. Algunos discursos actuales acerca del tema se han alejado incluso de esa obviedad. Si bien se ocupan de aspectos relevantes, aún no tocan la raíz del problema. Y lo sorprendente es que para hacerlo sólo se requiere referirse a un lugar común o a verdades tan evidentes que resultaría innecesario repetirlas, si no existiese una inveterada contumacia para su efectiva concreción, y antes que eso, para la verdadera conciencia sobre la misma.
La soberanía alimentaria no la garantiza el petróleo. Si no se posee una visión clara e integral de lo que significa soberanía, el petróleo termina garantizando sólo la posibilidad de importar alimentos y de reforzar la dependencia. El petróleo, como ya lo hemos sufrido, no nos otorga por sí mismo soberanía verdadera.
Es necesario el rescate de nuestro paisaje agroalimentario, mediante una formación continua y amplia, que incluya producción y cocina, y no sólo mercado. Sólo así tendremos soberanía en esa área. Se trata, en rigor, de emplear los recursos que nos proporciona el petróleo para fomentar y robustecer una cultura alimentaria propia. Lo otro es seguir postergando la solución radical del problema y, lo que es peor, colonizando cada vez más nuestra vida cotidiana.
¿Soberanía alimentaria con caraotas chinas? Necesitamos técnicos e ingenieros especialistas en pozos petroleros, pero también hombres capaces de orientar los recursos que provienen de esa riqueza hacia la liberación alimentaria del país. Y cuando decimos liberación no nos referimos exclusivamente a lo material. Pensamos sobre todo en la cultura, en la dimensión espiritual de la comida, en su armonía con el entorno, con nuestros ríos, nuestro mar, nuestra tierra, nuestra historia.
2 comentarios:
Lo unico que pregunto es como se puede fortalecer el sector agropecuario del pais si el gobierno le pone obstaculos como:
1-) controles de precio a los productos que geenra el sector;
2-) expropiando haciendas y granjas con la excusas de tener tierras sin trabajar ( y eso tomando en cuenta que el 60 % de la tierra sin trabajar ya le pertenecia al gobierno).
3-)como se puede transportar los productos agricolas si es casi un suicidio viajar por carretera, solo hay que ver el camino barinas-sancristobal como ejemplo
para tener soberania de cualquier clase lo que hay es que cambiar las mentes de los venezolanos
Para Curioso:
1. No debemos olvidar que no todo control de precio es inconveniente, máxime en una economia habituada al abuso y a la especulación. Tampoco debemos desconocer que también hay subsidios para el sector. Convengo en que es necesario el diálogo para adoptar medidas justas, sean éstas de control o no.
2. Quien produce y produce bien, debe ser respetado. Pero no podemos tampoco olvidar la inmensa e injusta concentración de propiedad de la tierra. Sabemos que rescatar el paisaje rural supone un proceso histórico que revierta una realidad: la inexistencia de pequeños productores verdaderamente apoyados y estimulados. Es un trabajo a larzo plazo. Pero hay que comenzarlo. No podemos tampoco hacerlo aisladamente.
3. Convengo en que el tema de la seguridad es crucial. Aprovechemos el punto para plantearnos también la necesidad de usar el ferrocarril como otro vía para el transporte. Creo que ya hay adelantos al respecto.
Efectivamente, la soberanía es mental o no es soberanía. Se trata de educación, de formación, de cultura. Venimos de un intenso y prolongado proceso de colonización que debemos superar. Cambiar significa también recuperar valores perdidos, retomar algunas tradiciones y responder a las demandas del presente. Reconocer la diversidad cultural y la necesidad de integración con otros pueblos,nos va ayudar a ese cambio de mentalidad.
El tema no lo podemos agotar con estas notas casi telgráficas. Son muchas las aristas que se nos escapan. Lo cierto es que debemos hacerlo con una visión integral del tema alimentario, no limitada a la producción.
Saludos a todos y gracias a Curioso por sus comentarios.
Gracias también a Enigma por su información
Publicar un comentario