Entrada de Quíbor, Estado Lara
Un país enfermo de desmemoria, como el nuestro, debería ver en la diversidad de sus paisajes una posibilidad efectiva de curación. Esa labor supone, desde luego, el respeto a nuestra naturaleza y a nuestras tradiciones. La misma quizá deba iniciarse por el (re)conocimiento de lo más cercano y proseguir con el relato de lo que hemos vivido, para transformarlo en auténtica y fecunda experiencia. Los cronistas nos darían la mano para transitar con ellos esos mapas domésticos que, tal vez por muy conocidos, nos son indiferentes. Redescubrirlos es maravillarse ante lo cotidiano.
Leyendo un manuscrito de Luis Paradas, egresado del diplomado de cronistas de la UNEY, acerca del turismo en el Estado Lara, me sentí de pronto extranjero. Me topé con un amplísimo elenco de atractivos que incluye lugares a los que sólo fui de niño o a los que nunca he ido. Mal larense me llamo por esa carencia que ahora confieso con menos impudicia que dolor y que me permite abogar primero por un turismo para mí y para muchos de mis coterráneos. Sin ánimo de descargar ninguna responsabilidad personal, pienso que en todo esto ha habido una grave incuria: la de quienes debían arbitrar políticas de turismo adecuadas y en su lugar se ocuparon de contribuir con la destrucción de pueblos, bosques, ríos y quebradas, así como a desechar las viejas señas culturales de la aldea. ¡Cuántos barquisimetanos ubican sin error alguno los centros comerciales de Orlando (Florida) y se hacen los locos o no saben responder cuando les preguntan dónde queda Cerro Gordo!
Además de proporcionarle una concreta utilidad a su tarea de investigador universitario, Luis Alberto Paradas en ese libro de próxima publicación, da un ejemplo encomiable de cómo se puede convertir, sin que se note, un cuadro técnico en una hoja de difusión turística, con todas las coordenadas básicas. Cualquier persona podrá valerse de esos cuadros para presentarle al viajero interesado valiosa información acerca del Estado Lara y sus bondades. Da gusto comprobar que la severa disciplina de un académico y su acopio de lecturas especializadas pueden, como en este caso, ponerse al servicio de la gente y no ser barreras infranqueables para el diálogo.
Entre otras propuestas válidas, este trabajo del educador y cronista Luis Alberto Paradas, apunta unas rutas turísticas muy pertinentes y un Museo del Cocuy que estaría ubicado en Siquisique, un emblemático lugar de la gran destilación larense. Pienso que a esas propuestas podría agregárseles una ruta gastronómica o, mejor dicho, una especie de vía láctea que nos lleve por el amable universo larense de los quesos, las natas y los sueros. Y arrimando siempre la brasa para mi sardina, me he atrevido a sugerirle al profesor Paradas que vaya pensando en una ruta donde la literatura se enlace con la geografía. Así, los terronales serían un atractivo que no precisaría de muchas inversiones. Nos podría bastar un poema (El cardón) de Luis Beltrán Guerrero para comenzar esa visita a las zonas áridas del estado Lara, acompañados de Jiménez Sierra y Luis Alberto Crespo, sin olvidar, por supuesto, al río Turbio y a Pascual Venegas Filardo, uno de sus cantores, cuyo centenario, por cierto, estará cumpliéndose el próximo 25 de marzo, seguramente en medio del más imperdonable olvido.
Otro ejemplo: en Barquisimeto alguien podría recibir a los contempladores de crepúsculos (o fomentar su presencia) compartiendo con ellos la lectura de Guachirongo y hablándoles de su autor, ese ser humano casi inverosímil que se llamó Julio Garmendia.
5 comentarios:
BISCUTER: de alguna forma el prcceso de la llamada globalizacion nos lleva a nosotros latinoamericanos a mirar a centros distantes de nuestro entorno.
muy pronto aprendemos a hacer bagles antes que tortas fritas, y que decir de recorrer y conocer nuestro territorio.
las causas... muchas, las responsabilidades de muchos tambien pero una ineludible, la de nosotros los educadores que debemos fomentar para generar un sentido de pertenecia que permita afrontar el mundo sabiendo donde estan nuestras raices.
un abrazo
Totalmente de acuerdo. Los educadores tenemos ese imperativo cultural.
Un abrazo
Buenos días,
Estoy trabajando en la Cámara de Comercio Venezolano Francesa en Caracas. Estamos organizando un Programa de Formación en Chocolate dirigido por el Chocolatero francés André Rosset (28 de Marzo al 01 de Abril en la Universidad Metropolitana) que puede interesarle.
Queremos compartir la información a todos los enamorados de la cocina. Es por eso que quiero saber si se puede publicar la información siguiente con la foto sobre su Sitio Internet?
“La Cámara de Comercio Venezolano Francesa, con el auspicio de la Embajada de Francia, organiza un programa de Formación en Chocolate, a realizarse del 28 de marzo al 01 de abril, donde se fusionarán la calidad del chocolate venezolano con el "savoir faire" francés. Contaremos con un invitado de honor, el Sr. André Rosset, M.O.F Meilleur Ouvrier de France (solamente existen 19 en el mundo y uno cada 3 años). Este programa consiste en una formación en técnicas e innovaciones dirigida a profesionales, estudiantes y aficionados, que tendrán la oportunidad de adquirir conocimientos de las nuevas tendencias en los rubros de bombonería, pastelería y estructuras de chocolate.
Ver el Programa y el Chef Chocolatero André Rosset : http://bit.ly/gkhwBv”
Muchas gracias,
No dude en contactarme para más información ( Pauline Blasco 0212 993 71 52, pauline.blasco@cciavf.com.ve).
Pauline.
Y yo también arrimo la brasa para mi sardina y pregunto: ¿dónde puedo contactar a este señor Luís Alberto Paradas??? Justo en estos días hablábamos de hacer una ruta del cocuy que incluya Lara y Falcón pero esa Vía Láctea es una maravillosa idea!
envío mi correo porsia: zinniamartinez@gmail.com
Muy bien, porque una parte de Lara y otra de Falcón conforman una misma cultura de la destilación (con variantes, desde luego) y vale la pena compartir la ruta. A Paradas te lo ubicaré pronto.
Saludos
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