domingo, agosto 09, 2020

Encuentro culinario en Covent Garden

 


 José Lezama Lima

 

Si Juan Izquierdo apareció de pronto en una novela de Sarduy y tuvo un intercambio culinario con Luis Leng, el Enfermero se pregunta por qué ese par no habría de visitar un día a Nelly en sus anotaciones. Hoy el Enfermero considera propicia la ocasión para ese intercambio inesperado. La escena podría ocurrir en el restaurante de Marcel Boulestin, en Covent Garden. Ocurrió, en efecto.

Ese día el chef-profesor, interesado en la cocina popular inglesa, le consultaba a Nelly por el cottage pie e invertía la relación. Por un momento ella pasó a ser la instructora. Justo cuando Nelly hablaba de poner el puré de papas y el queso sobre la carne, entró el maître a la cocina y les informó que dos señores que habían terminado de comer estaban preguntando por el chef y, extrañamente, también por Nelly. Sorprendidos, salieron a la sala y vieron que se trataba de un asiático y un mulato. Conversaban en voz baja. El primero le había enseñado al segundo el arte milenario de su cocina y también “el señorío de la confiture, en la que “se había refugiado su pereza” cuando sirvió en la Embajada de Cuba en París. Ambos, en la capital francesa llegaron a recibir “merecidas reverencias” por la destreza con la que adobaban los camarones. Ahora estaban allí, como dos piezas arqueológicas, murmurando algo sobre dos gemelas indochinas sentadas en la mesa de al lado. “Se parecen”, dijo el mulato, “a las duales aquellas de Maitreya, a los que yo les preparaba sopa de nido de golondrina que  saboreaban con un silbidito de cuchara, echando atrás la cabeza y con los ojos en blanco”. Hizo una pausa y le preguntó a su amigo: “¿Cómo le parece, maestro Leng?”.  Sí, porque ellos eran: Luis Leng, el “altivo chino”, como lo llama Lezama en Paradiso y el mulato Juan Izquierdo, refistolero como pocos, cuyos inventos en la cocina tanto hicieron rabiar a doña Augusta.

Cuando el chef Boulestin y su alumna Nelly Boxall se acercaron a la mesa de los curiosos clientes, estos se pusieron de pie y se presentaron como viejos profesionales del oficio. “Queremos felicitarlos por esa maravilla de ternera a la bordelesa que nos hemos comido”, dijo el chino. “Estaba magnífica”, añadió Izquierdo. Tras ese comentario, en verdad, sincero, revelaron el audaz motivo del llamado: una invitación a comer en casa de sus amigas Auxilio y Socorro, que ahora vivían en Londres. “Aparte de quimbombó con camarones y de tortilla “fu yung”, podrán degustar la famosa pechuga de pavipollo del mulato”, añadió Luis Leng. Izquierdo le entregó a Boulestin una tarjeta con la dirección. Al verla, el chef se sorprendió: la casa de las Géminis está en Kensignton. En su interior pensó reconsiderar su decisión de no ir.

Mientras Leng se despedía, el mulato le dijo a Nelly en el oído: “¿Te dignarías en llevarme tu conocida mermelada de naranja?”. Superado su asombro, Nelly respondió: “Sí me dignaría”.

Al salir, las indochinas de la mesa contigua, que habían bebido unas copas de más, miraron a los cuatro cocineros y dijeron: “Somos las morochas Minh Thai, como nos dice Luisana. Nos volveremos a ver en otra novela”.  

El Enfermero, al concluir la anotación sacó una cuenta y escribió: “Hace  44 años murió Lezama Lima. Por eso, esta nota”.

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