lunes, julio 14, 2008

La guanábana prodigiosa





“Tus senos, carne de anón, tu boca una bendición de guanábana madura, y era tu fina cintura la misma de aquel danzón…”

(
Chavela Vargas. Ponme la mano aquí Macorina)

1. La magia de los nombres propios suele incurrir en gratas travesuras. Recuerdo a una compañera de estudios en el Liceo Lisandro Alvarado de Barquisimeto llamada Zoila Guerra, a quien solíamos casar con un imaginario señor Troya en el momento de nombrarla. El fácil chiste era inevitable en un ambiente como el de nuestro cuarto año de bachillerato, en el cual la excelente profesora Rosita Castillo nos invitaba a leer en voz alta tiradas enteras de La Ilíada. En el caso de Zoila, alta y fuerte, pero también cordial y dulce, el nombre contenía una suerte de paradoja. Ella era, sin duda, (y espero que siga siéndolo) más paz que guerra. Por cierto, eran los tiempos de la espantosa guerra de Vietnam y, por fortuna, también los de su reverso: el movimiento estudiantil que abogaba por la paz dentro de las entrañas del "Imperio".

También hay nombres de pila que van acompañados de un apellido que los hace ominosos y terribles. Es el caso de la poeta tica Eunice Odio, cuya intensa obra literaria es una afirmación del amor y una búsqueda del triunfo de éste sobre el odio, con la ayuda de San Miguel Arcángel, cuya protección alguna vez invocó bellamente la centroamericana. No olvidemos lo que Eunice significa: buena victoria. Así que su apellido era lo menos deseable para acompañar un éxito.

2. En mi infancia fui teleadicto. Estaba recién llegado a nuestras casas lo que alguien con certeza llamó “el huésped alienante”. De esa época recuerdo un nombre que me parecía una evidente contradicción. Me refiero a Amable Espina, uno de los pioneros de la radio y la televisión en Venezuela. Puesto a revisar bien la expresión que resulta de ese nombre, comprobé después que no se trataba de un oximoron, sino de una verdad que la naturaleza se ha encargado de prodigarnos. Basta tomar en nuestras manos una guanábana para verificar dicho aserto. Blandas y amables espinas nos anuncian la prodigiosa sabrosura que ella contiene.

3. Convidados a tomarse un refresco, los jóvenes esperaban coca-cola. Error. De haber conocido las costumbres gastronómicas de su famoso anfitrión, los mozos no se hubieran extrañado del sabroso carato de guanábana que esa vez bebieron. El hecho lo acaba de contar Naudy Suárez (uno de los jóvenes de entonces), con motivo del centenario de Rómulo Betancourt. Y es que refrescarse con carato de guanábana ya había dejado de ser una de nuestras delicias cotidianas, desplazada por la invasión del oscuro y globalizado menjurje inventado por John Pemberton.

4. Marc Caellas, nuestro amigo catalán, barcelonés del barrio de Gràcia, al dar respuesta a la pregunta sobre sus diez sabores memorables, no dudó en incluir el de la guanábana, conocido por él a su llegada a Venezuela. Le gustó tanto el jugo de guanábana que se atrevió a preguntarse cómo pudo pasar tantos años sin conocerlo.

5. La guanábana, fruta barroca donde las haya (las hay, si no, cómo vamos a hablar de la piña) es un prodigio del trópico americano extendido a otros continentes. En la repostería tiene múltiples usos, como lo demuestra la revisión de cualquier recetario respetable. Dulce de guanábana, quesillo de guanábana, torta de guanábana, mousse de guanábana, manjar de guanábana. Y más: el carato (ya mencionado), el helado y la mermelada, son también preparaciones que admite este poderoso regalo de la tierra, que ahora bendecimos por las propiedades medicinales comprobadas en el guanábano. Con sus hojas se hace un té al que algunos le atribuyen propiedades vasodilatadoras.


6. Recomiendo hoy la mermelada de guanábana de Chento Cuervo, cuya receta podemos encontrar en el libro Con Chento a la mesa (UNEY-UNEFM, San Felipe-Coro, 2005, pp 108-110) y el helado de guanábana con leche que devora un personaje de Galíndez, esa gran novela de Manuel Vázquez Montalbán. Mientras hacemos la mermelada o el helado, oigamos a Chavela Vargas dándole un giro sensual a la portentosa fruta. En un momento de alta temperatura erótica Chavela le dice a su mítica Macorina: “tu boca es una bendición de guanábana madura". Y lo ha dicho todo.

6 comentarios:

Antonio Gámez dijo...

Viva la Guanábana Biscuter, bello post, un gran abrazo desde las montañas.

Biscuter dijo...

Gracias, Antonio, por tu comentario. Ya te he visto en el facebook, ese amable chismógrafo, que sirve, además, para acercar gente.

Un abrazo desde el Valle de las Damas.

Anónimo dijo...

Que viva la Guanábana,pero con leche condensada!

Saludos

Biscuter dijo...

Que viva! Recuerdo la deliciosa bebida de guanábana que prepararon hace poco en Colibrí (restaurante de la Escuela de Servicios Turísticos de la UNEY). Guanábana y leche condensada, por supuesto.

Saludos

Tecnorrante dijo...

Que post más sabroso! Ya me provocó un jugo de guanábana con un pelín de leche condensada.

Pero como no tengo ahora, mejor continúo con la copa de Malbec, reserva 2005 de Bodegas Terraza, que está buenazo...

Un abrazo extensivo a la familia!

Anónimo dijo...

que vibrante intelectualidad!!!
juan bimba