lunes, marzo 16, 2009

Bogotá




La ventana de mi habitación da al balcón de Bolívar. Me asomo y veo la placa que recuerda la “nefanda nocte septembrina”. Bajo a tomarle una foto. Ahora camino hasta la casa que habitó alguna vez la admirable Manuelita Sáenz. Me detengo y la saludo. Paso por la esquina de la avenida Jiménez y la séptima. Cuando piso el lugar fatídico de Colombia, la memoria me lleva a los discursos de Gaitán que mi padre leía en voz alta y me veo revisando “Oraciones” para descubrir en sus páginas frases irrefutablemente redentoras. Sigo. Trato de buscar otras visiones que hagan amable el recorrido imaginario. Tal vez me encuentre con los vestigios de algún café como el Automático y pueda oír las voces de los poetas que allí reinventaban la tertulia. Ahora aparece Agustín Callejas Viera recitando todavía un nocturno de Arbeláez. Por aquí pasaron ellos. Por aquí pasaron todos. Por aquí empezó el incendio. Pero no puedo seguir. Debo entrar al Palacio de San Francisco para asistir a las sesiones del Comité Jurídico Interamericano donde hoy propondré la inclusión del tema de la Diversidad Cultural.

El reconocimiento de la diversidad cultural en las recientes constituciones del continente americano, así como la aprobación por parte de la UNESCO de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005) representan un cambio importante en el tratamiento que el derecho positivo venía otorgándole nacional e internacionalmente a los temas de la cultura. Estos, no sólo han pasado a ocupar un lugar destacado dentro del elenco de derechos constitucionales, sino que suponen el replanteamiento de algunos conceptos o dogmas jurídicos tradicionales. La aceptación de la alteridad y de la multiplicidad de formas de vida es, sin duda, un desafío para algunos ordenamientos fundados en una visión individualista de la persona humana. La diversidad cultural entendida como una forma de convivencia coadyuva al fortalecimiento de la paz y de la democracia, pero debemos establecer los mecanismos legales y políticos para su correcta aplicación.

La vigencia de las normas indicadas (Constituciones Nacionales y Convención) no es suficiente ni agota el trabajo jurídico del tema. El desarrollo legislativo de las referidas normas, el establecimiento de garantías para los derechos reconocidos por las mismas y la modificación de leyes u otros textos normativos a los fines de su armonización con los principios y dispositivos nacionales e internacionales de la diversidad cultural, son, entre otros, puntos indispensables de la agenda post-Convención.

El carácter transversal del tema nos obliga a no desentendernos del mismo. Tiene incidencia directa en numerosas áreas: comercio internacional, propiedad, derechos colectivos, territorialidad, identidad, integración, democracia, justicia, etc., para no hablar de los aspectos culturales propiamente, como son, los relativos al patrimonio material e inmaterial de la cultura y los de carácter étnico. De no estudiarse a tiempo y de manera profunda este tema, podríamos ser rebasados por ciertas realidades que ya asoman su rostro en forma de tensiones y conflictos en algunos de nuestros países.

Desde este espacio que con frecuencia dedicamos a los viejos saberes gastronómicos, abogo por el costado más sensible del tema: la memoria culinaria como la más antigua forma de resistencia y creación de la cultura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es de suma importancia tomar conciencia en torno a las politicas necesarias para q el monstruo del desarrollo no se apodere de nuestras memorias y no sean suplantadas por nuevas tendencias q jamas entederemos... creo q la base para el desarrollo se basa en el conocernos a nosotros mismos y darnos cuenta de que valemos mucho mas de lo q creemos, de esa forma generar desarrollo en torno a nosotros a nuestras costumbres a nuestros productos A mejorar la educacion pero no a traves de la insercion de politicas ajenas sino a traves de la enaltacion de lo nuestro y estoy totalmente de acuerdo en q la memoria culinaria es parte de eso, nadie se imagina lo q el hecho de aprender hacer hallacas, por ejemplo pueda proporcionar tantas ensenanzas union familiar, alegria,dedicacion entre otras muchas cosas.... un saludo...desde panama christian

Biscuter dijo...

Agradecido, Christian, por tu excelente comentario.

Un abrazo