Lesbia (Clodia) por el pintor Stefano Bakalovich
La cena la dará en su casa Clodia Pulcher, a quien nadie
niega buen gusto en la mesa y excelentes dotes de anfitriona. Generoso, pero
sin la ostentación de los banquetes que describe Petronio, el de Clodia promete
ser, además, una ocasión de encuentros literarios y políticos. No en balde, se
ha cursado invitación a César y también a Catulo, quien ahora zahiere al
Dictador en celebrados epigramas que en Roma muchos ya se saben de memoria. Es
sabido que Catulo está rendido ante Clodia y que la llama Lesbia en sus poemas.
Así lo consigna el propio César en su diario epistolar. También a la cena está
invitado Cicerón.
Recordemos que Clodia fue esposa del célebre
goloso Lúculo y que por un tiempo se le estimó como la mujer más hermosa e
inteligente de la colina, a pesar de los escándalos que frecuentemente
provocaba. Su banquete, de inspiración griega, estará lleno de interrupciones y
percances.
Pero vayamos al menú y a otros detalles. Están
en la carta que la señora Clodia Pulcher, desde su villa de Baiae, sobre el
golfo de Nápoles, le envió el 3 de septiembre del año 45 a. C. al mayordomo de
su casa en Roma:
Mi hermano
y yo ofrecemos una cena el último día de este mes. Si en dicha ocasión
incurrieses en alguna falta, te reemplazaría y ofrecería en venta.
Se han
enviado invitaciones al Dictador, a su esposa y a su tía, a Cicerón, a Asinio
Polión y a Cayo Valerio Catulo. Toda la comida se realizará según la moda
antigua, las mujeres sólo estarán presentes en la segunda parte y no se
recostarán en los triclinios.
Si el
Dictador acepta la invitación, se observará el protocolo más estricto. Comienza
desde ahora a ensayar a la sevidumbre para la recepción frente a la puerta, el
traslado de la silla, la vuelta por la casa y la despedida. Toma las
disposiciones necesarias para contratar doce trompeteros. Comunica a los
sacerdotes de nuestro santuario que deberán oficiar la ceremonia adecuada para
la recepción del Sumo Pontífice.
No sólo
tú, sino también mi hermano, probaréis los platos del Dictador en su presencia,
como era de rigor en los viejos tiempos.
El menú
dependerá de las nuevas modificaciones a las leyes suntuarias. Si hubiesen sido
ya promulgadas el día de la cena, sólo se servirá una entrada a todos los
comensales. Consistirá en este guisado de ‘mariscos a la egipcia’ que el
Dictador te describió en cierta oportunidad. No sé de qué se trata, deberás
acudir, pues, inmediatamente a su cocinero para averiguar cómo se prepara.
Cuando hayas interiorizado la receta, lo harás por lo menos tres veces, para
asegurarte de que saldrá la perfección el día de la comida.
Si las
nuevas leyes no estuviesen promulgadas para esa fecha, tendremos una gran
variedad de platos. El Dictador, mi hermano y yo comeremos el guisado. A
Cicerón se le servirá cordero asado a la manera griega. A la esposa del
Dictador, la cabeza del cordero con manzanas asadas, que alabó tanto. ¿Le
enviaste la receta, como te lo había pedido? Si así lo has hecho, modifica
legeramente su preparación, te sugiero que le agregues tres o cuatro
melocotones empapados en vinos de Albania. A la señora Julia Marcia, así como a
Valerio Catulo, se les dará a escoger entre los platos anteriores. –Asinio
Polión probablemente no comerá nada, como es su costumbre, pero ten preparada
para él un poco de leche tibia y una sopa lombarda. Dejo por completo en tus
manos la cuestión de los vinos, pero ten presente las leyes a su respecto.
Ordenaré a
Ostia que me reserven entre veinte y treinta docenas de ostras, sumergidas en
redes bajo el agua. Algunas de ellas podrán ser llevadas a Roma el día de la
cena.
Entrevístate
en seguida con Eros, el mimo griego, y compromételo para esa noche. Es probable
que oponga los inconvenientes de costumbre, puedes insinuarle la calidad de los
invitados que espero. Cuando hayas cerrado todo, puedes prometerle también que,
además de sus honorarios habituales, le regalaré el espejo de Cleopatra.
De “Los idus de marzo”, de Thornton Wilder (una
magnífica novela sobre el poder), tomé hoy esa pequeña pieza de placer
literario y gastronómico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario