Una rápida hojeada a Las voces de Marrakech de
Canetti, y entro a la cocina, preparado. Me recibe el aroma del cordero y por un
instante me imagino en Tánger. A Cuchi se le ocurrió hacer tajín para usar el “ras
al hanout” que nos trajo Fabricio en diciembre, con cuscús incluido en el
regalo. No se diga nada del recipiente, tajín también, como su contenido. Sólo la gratitud que precede y sigue a
este antiguo disfrute.
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