lunes, mayo 15, 2006

Diferencias sobre Uslar

1. ¿Cuándo nos pondremos en serio a hacer la historia de la alimentación de Venezuela tomando en cuenta nuestras realidades económicas y sociales y no simplemente los consumos de un muy minoritario sector de la población? Un estupendo ensayo de Uslar Pietri sería nuestro punto de partida. Podría seguir así y reseñarlo, destacando su análisis acerca de las causas del poco comer del venezolano: por muchos años nuestros principales productos de exportación fueron el cacao y el café, mientras que la producción agrícola verdaderamente comestible nunca dejó de ser menor. La Venezuela petrolera nos haría después consumidores de alimentos importados sin que disminuyera la desigualdad de su distribución. Se mantuvo el exiguo comer de muchos y el mucho comer de pocos. Repito: podría continuar por esa vía y hacer asociaciones de ese planteamiento con algunas ideas ya comentadas en este blog, pero quizá sea mejor referirme a la obra literaria de Uslar Pietri, aunque no haga vinculaciones gastronómicas ni evoque al joven Uslar mecanografiando en Maracay el menú de algún restaurante de la época gomera. Total, la fecha lo justifica.

2. Se me ocurre recordar, entonces, mi primera conexión con la obra de Uslar Pietri. Tengo siete años. Juego en el patio de mi casa. Mi papá lee cómoda y gozosamente, acostado en una hamaca. Me acerco para averiguar el motivo de la risa. Me muestra el libro: son las Obras Selectas de Arturo Uslar Pietri editadas por Edime. Estaba concentrado en los cuentos y algún episodio de José Gabino le produjo una risa incontenible. Recuerdo que mi padre elogió en ese momento el uso de alguna palabrota. No retuve más detalles, salvo el color rojo del volumen. Esa primera conexión con la obra de Uslar habría de tener después para mí un gran valor, tan simbólico como afectivo. Fue la imagen de la lectura como deleite y como juego. Seguramente yo me divertía con algún juguete, ¿pero no se divertía igual o más mi padre con el suyo? Además, esa imagen fue el roce inicial con lo que ahora juzgo como lo mejor de la obra literaria de Arturo Uslar: sus cuentos. En ellos Uslar nos entregó su humor, su gracia y su visión más libre de la vida. Sin desdeñar nada de los otros libros que escribió, los de cuentos son para mí la parte más entrañable del universo uslariano.

3. Algunos meses después, específicamente, la tarde del 23 de enero de 1958, alguien llevó a mi casa un ejemplar de la edición extraordinaria de El Universal. Uslar Pietri aparecía declarando en la primera página. Nunca olvidaré el comentario de mi vecina Coromoto Hernández, quien tendría para ese momento 16 o 17 años: “Hay que escuchar a ese hombre”. El periódico estaba sobre una mesita ubicada en el rincón del recibo, la misma mesita del árbol de navidad (ahora que la recuerdo siento que recobro la estética pobre de mi casa, el art-decó de la época, con sus asimetrías de madera o sus curvas musicales). Allí vi la foto de Uslar Pietri hablándole a una parte importante del país desde la primera página de El Universal ese inolvidable día de enero del 58. Noles volens, mi amiga Coromoto había hecho una premonición. Uslar Pietri terminaría siendo una especie de oráculo nacional, lastimosamente, más requerido que acatado.

4. Mañana Arturo Uslar estará cumpliendo cien años. Aunque no lo haya escuchado bien, ni antes ni ahora, Venezuela se ha puesto de pie para aplaudirlo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Aplaudo junto a Usted y desde mañana mismo empiezo a buscar los cuentos... no los tengo y justo es que cuente de ellos a mi hijo.

Me ha dejado anclada con esta historia y su rememoranza de aquel momento de sus siete años.

Si no consigo los cuentos la tengo cerca para perseguirla ...jijij

Cariños

Biscuter dijo...

Con mucho gusto te facilitaría los cuentos.

Gracias por tu entusiasmo.