domingo, mayo 21, 2006

La mafia de la cocina


Lucky Luciano

La “tàvola nostra”

Para nadie es un secreto que Sicilia posee una de las culturas gastronómicas más interesantes del mundo y que la Magna Grecia fue siempre un espacio para el ensayo glorioso de una aparente paradoja gastronómica: la de la riquísima cocina pobre. Basta leer algún recetario palermitano o, mejor aún, las páginas espléndidas que Elio Vittorini dedica en Coloquio en Sicilia a la preparación de unos caracoles, para comprobar esta sabiduría milenaria.

Convertir lo poco en mucho es un arte que sólo los pueblos verdaderamente sufridos son capaces de manejar con destreza. El siciliano es uno de ellos. Ducho en soportar el violento siroco y en someterse a las más diversas influencias y agresiones, el pueblo de Sicilia supo sacarle provecho cultural a sus desgracias y mantener intacta una noble raigambre campesina que tiene en la cocina su mejor expresión. Gastronomía montuna, como pocas, la siciliana se adelantó a la “nouvelle cuisine” en su loable afán de reivindicar lo fresco, lo simple y lo propio, pero con una ventaja: no produjo moda alguna y por eso sigue viva. En la memoria de todo siciliano hay un sencillo fruto de la tierra o del mar convertido en alimento de su cuerpo y de su espíritu.

No será extraño, entonces, encontrar en otro producto cultural de la Magna Grecia una estrecha conexión con esa gastronomía entrañable. Me refiero a uno de los más significativos aportes que ha hecho Sicilia a la historia universal de la infamia: la mafia. Son incontables los crímenes que los grandes capos concibieron alrededor de una mesa o los banquetes realizados en algún restaurante, como el que dio Maranzano una noche para festejar su dominio total sobre el Bronx. La liturgia de la vendetta para toda "familia" que se respete incluye la comida, pero el disfrute de la mesa no queda limitado a los rituales delictivos. Es un goce cotidiano. No en balde algunos temibles capos fueron (o son) también amables y excelentes cocineros. Hoy nos vamos a referir a uno de ellos, gracias al capítulo que le dedican los periodistas franceses Jacques Kermoal y Martine Bartolomei en su formidable libro La mafia se sienta a la mesa (Tusquets, Los 5 sentidos, Barcelona, 1998). Estoy hablando del legendario Lucky Luciano.

Estamos ahora en Nápoles. Es el 7 de enero de 1963. El periodista Jacques Kermoal fue invitado a la casa de Luciano para realizar una entrevista que había solicitado varias veces. No sólo tuvo la suerte de que se la concedieran, sino que, además, recibió del “padrino” una invitación a almorzar, con el privilegio de que el propio Lucky Luciano prepararía la comida. Pasaré por alto la entrada de caviar y salmón, así como el segundo plato representado en un solomillo de buey a la napolitana con espárragos calientes y crema de oveja. Tampoco diré nada del postre compuesto por un sabayón y un dulce de almendras. Quiero detenerme en la gran presencia siciliana de ese almuerzo: la pasta a las sardinas, una notable especialidad palermitana. Se trata de bucatini, hinojo, sardinas frescas, anchoas, cebollas, piñones, uvas pasas y azafrán. En el agua donde hirvieron los hinojos, se cocieron al dente los bucatini. Luciano está sirviendo en este momento un fresco y seco Alcamo para rociar esa maravilla de Sicilia. Que os aproveche.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Molto bene

Anónimo dijo...

"Una tarde en el siglo trece, una muchacha de Sicilia marchaba hacia la iglesia para la boda. Pero en el camino fue atacada, violada y asesinada por un militar francés, miembro de la guardia del Príncipe Carlos de Anjou, quien gobernaba la isla. El novio se desesperó y clamó justicia, y toda la población, entre estupefacta y horrorizada por el crimen, lo apoyó. El muchacho quiso vengarse, entonces, pero también fue muerto, ahora por la guardia del príncipe, que era dos cosas: hermano de Luis IX de Francia y un perfecto cretino nombrado rey de las Dos sicilias por el Papa Clemente IV. Según la leyenda el muchacho, antes de morir decapitado, gritó: "¡Morte alla Francia!". A eso siguió una misteriosa matanza de franceses en toda Sicilia, al grito ya popularizado de "¡Morte alla Francia Italia anhela!", palabras de cuyas iniciales devino la palabra mafia."

Angela Stracciativaglini (Nona Domeniconelle)

Anónimo dijo...

Estupenda la nona de la novela coral de Giardinelli (Santo Oficio de la Memoria). Es el personaje que más me agrada. Su versión del origen de la palabra "mafia" merece, por ingeniosa, ser creída. Conocía la que hace derivar la palabra de una especie de contracción entre Mia y Fede (mi fe)o la que atribuye su origen al vocablo "mafia" que significa "lugar de refugio", pero no ésta de la estupenda novela de Mempo Giardinelli.

Saludos

Anónimo dijo...

Quise decir al final: vocablo árabe "mafia". La versión es del Turco Najul.

Anónimo dijo...

Acaba de caer un capo siciliano en San Felipe. Un tal Edoardo Cateno. Mafioso, pero no gourmet.