viernes, enero 25, 2013

Los árboles de Sebald






En Los anillos de Saturno Sebald muestra una foto donde se le ve apoyado en un cedro libanés. Visitaba ese día el parque de Ditchingham y no podía saber que poco tiempo después, ese árbol, junto con muchos otros, ya no estaría en pie, y que en su lugar sólo habría “un vacío espeluznante”. 

Todo, bosque alto y bosque bajo, vale decir, robles y rodondedros, árboles y arbustos, serían nostalgia pura  pasada la tormenta.

En esas páginas hermosas de su formidable libro, Sebald recuerda y cita a Chateaubriand -con esa manera suya, tan natural, del intertexto- para compartir con el conde su amor insobornable por los árboles:

Como a niños los conozco a todos por sus nombres y sólo deseo poder morir bajo su sombra”.

Hoy en la mañana fui al balcón, y siguiendo la costumbre de mi amiga Isabel Loyola, les puse alpiste a los pájaros de Sebald. Me hice ilusión de que saldrían del cedro. Quién quita que anden por ahí.

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