Dos vueltas al parque y la Cruz del Sur.
Siete de la mañana. Divertido paseo por dos libros. Uno es de cocina. El otro, de biología. En este último, encuentro un pequeño laberinto de células marinas que avanza al modo de una vanguardia firme y obediente, hasta que se topa con el alimento. Sus integrantes entonces rompen filas y proceden a saciarse en masa, sin orden ni concierto. Satisfechos, vuelven al carril y arman de nuevo el diminuto laberinto. Para protegerse de la desecación, las células más viejas se apiñan y se envuelven en una membrana dura para esperar tiempos mejores y más húmedos. Cuando éstos llegan (siempre llegan), rompen la membrana y producen una nueva colonia de células frenéticas. “Redes del limo”, leo que las llaman. “No se conocen bien, pero demuestran una vez más la gran variedad de modos de resolver los problemas de la vida…”. Eso dice Colin Tudge en un hermoso pasaje de su libro.
Pienso en el enigma de las redes del limo y también en sus hijos, a quienes algunos poetas entregan a veces su alma…
El otro volumen me lo acaba de pasar Cuchi, para que comparta con ella la gracia de un verbo "cargado de letras del ferrocarril”: Esparraguear. Es un uso andaluz, alabado por Marina Domeq, quien lo explica así:
"Yo no sé si el verbo esparraguear ha sido o no aceptado por la Real Academia Española, porque de momento sólo figura en el diccionario ´esparragado: guisado con espárragos´, aunque el sentido que se da en Andalucía a esparraguear es más bien un tipo de guiso, derivado del que se aplica a los espárragos, pero que también se usa con los cardillos, tagarninas o tallos de acelgas. En una palabra, es una forma de aliñar las verduras pobres que tratadas así alcanzan el nivel aristocrático de los espárragos// Esta manera de condimentar los espárragos trigueros es muy propia del sur, tanto por el uso del comino y el pimentón como del ajo majado con pan".
De inmediato lo añado a mi viejo catálogo de usos culinarios y se me hace agua la boca, porque hoy, en honor a Isabé, su amiga cordobesa, Cuchi va a preparar pencas de acelga “esparragá”.
A Colin Tudge y La variedad de la vida; a Marina Domeq y La imaginación al perol, gracias por el inicio de este día.
P.D: “Mas se calló por siempre el invocado oráculo;/uno sólo en el mundo explicar tal misterio podía:/ -el que entregó el alma a los hijos del limo”. Gérard de Nerval.
Siete de la mañana. Divertido paseo por dos libros. Uno es de cocina. El otro, de biología. En este último, encuentro un pequeño laberinto de células marinas que avanza al modo de una vanguardia firme y obediente, hasta que se topa con el alimento. Sus integrantes entonces rompen filas y proceden a saciarse en masa, sin orden ni concierto. Satisfechos, vuelven al carril y arman de nuevo el diminuto laberinto. Para protegerse de la desecación, las células más viejas se apiñan y se envuelven en una membrana dura para esperar tiempos mejores y más húmedos. Cuando éstos llegan (siempre llegan), rompen la membrana y producen una nueva colonia de células frenéticas. “Redes del limo”, leo que las llaman. “No se conocen bien, pero demuestran una vez más la gran variedad de modos de resolver los problemas de la vida…”. Eso dice Colin Tudge en un hermoso pasaje de su libro.
Pienso en el enigma de las redes del limo y también en sus hijos, a quienes algunos poetas entregan a veces su alma…
El otro volumen me lo acaba de pasar Cuchi, para que comparta con ella la gracia de un verbo "cargado de letras del ferrocarril”: Esparraguear. Es un uso andaluz, alabado por Marina Domeq, quien lo explica así:
"Yo no sé si el verbo esparraguear ha sido o no aceptado por la Real Academia Española, porque de momento sólo figura en el diccionario ´esparragado: guisado con espárragos´, aunque el sentido que se da en Andalucía a esparraguear es más bien un tipo de guiso, derivado del que se aplica a los espárragos, pero que también se usa con los cardillos, tagarninas o tallos de acelgas. En una palabra, es una forma de aliñar las verduras pobres que tratadas así alcanzan el nivel aristocrático de los espárragos// Esta manera de condimentar los espárragos trigueros es muy propia del sur, tanto por el uso del comino y el pimentón como del ajo majado con pan".
De inmediato lo añado a mi viejo catálogo de usos culinarios y se me hace agua la boca, porque hoy, en honor a Isabé, su amiga cordobesa, Cuchi va a preparar pencas de acelga “esparragá”.
A Colin Tudge y La variedad de la vida; a Marina Domeq y La imaginación al perol, gracias por el inicio de este día.
P.D: “Mas se calló por siempre el invocado oráculo;/uno sólo en el mundo explicar tal misterio podía:/ -el que entregó el alma a los hijos del limo”. Gérard de Nerval.
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