Un recuerdo de La educación sentimental:
Viajó. Conoció la melancolía de los barcos y los
fríos amaneceres bajo las carpas. Se aturdió con múltiples paisajes visibles e
invisibles. Conoció la inconveniencia de las amistades interrumpidas, pero no
perdió la fe. Siguió aventurando, hasta que un día retornó. Frecuentó la
sociedad y tuvo amores nuevos. Se sumó en molicies cotidianas, pero la vio a
ella un anochecer, a finales de marzo de 1867 y recordaron. Recordaron, entre
otras cosas gratas, las comidas de sus viejos tiempos, la buena compañía, los
platos, el ambiente, la mesa llena de cristales de Bohemia, las diez clases
diferentes de mostaza, así como los meros de Córcega y los vinos blancos más
extraordinarios del imperio. Fueron felices reviviendo mesas. El se llamaba
Fréderic Moreau y ella era la señora Arnoux.
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