Peter Weiss, de la época en que era pintor en Suecia
En su Diario de Copenhague, fechado en
1960, Peter Weiss refiere que las horas del atardecer y los días en que se
encontraba libre (hacía un documental en los suburbios de la capital danesa),
se dedicaba al borrador de un libro sobre los años de la guerra, para lo cual
sólo disponía de sus recuerdos y de una agenda de su fallecida madre, que había
logrado rescatar de la extinta casa paterna. Weiss copia en su diario varias
entradas de ese documento hogareño, atribuyéndole, a pesar de su laconismo, la
apertura de nuevas perspectivas para entender su pasado.
La señora Weiss refería en sus anotaciones
labores de la casa y comidas del día. Una que otra vez mencionaba algún suceso.
Eran trazos escuetos de una rutina. Nada más.
Leída por su hijo varios lustros después, la
agenda cobró un brillo sorprendente. Ciertas líneas que lo aluden debieron
recuperarle algún suceso olvidado o revelarle un detalle desconocido. Su madre
no ocultaba ni sus estados de ánimo ni el motivo de los mismos. “Malhumorada
por la extravagancia de P.”, escribe el 2 de febrero de 1947, y agrega:
“Comprado traje y sombrero lila”. Debe haber pasado muy mal esos días pensando
en que a P (Peter Weiss) podrían ocurrírsele peores mojigangas en París, a
donde viajaría el próximo año.
Los Weiss salen de Berlín en 1934. Después de
haber vivido en Londres y en Praga, establecen residencia en Suecia, y allí
están durante los años de la agenda, que son también los de la segunda guerra
mundial. Por esa época el padre de Peter sigue dedicándose a la industria
textil.
Consideradas ciertas circunstancias geográficas
y políticas, la displicente concisión de una libreta casera puede iluminar
momentos de la historia. Leyendo la escritura cotidiana de la madre de Weiss,
encuentro que las comidas representan un filón interesante. He aquí algunos
ejemplos:
“8 de
noviembre 1940. P se ha marchado a Estocolmo. Por la mañana colada de la ropa
blanca, por la tarde medias. Maccaroni, jamón con salsa de tomate, compota de
peras. Por la noche, huevos revueltos y el resto del jamón.
“15 de
marzo 1941. Primera exposición de P en Estocolmo. Ya no ha habido que encender
la calefacción. Por la tarde planchado, luego zurcido. Sopa de gallina con
arroz, pescado a la plancha con mantequilla, perejil y cebollas, mayonesa y
patatas.
“17 de
abril 1941. Costillas de ternera y coliflor con mantequilla y patatas.
Limpiado la escalera y el desván. A las 10 vuelve P. Parece hecho trizas.
“15 de
septiembre 1941. P se ha marchado a Estocolmo para quedarse allí. Por la noche
pescado y langosta con mayonesa, sardinas de lata y arenques, queso y carne
fría, luego gallina fría, por desgracia muy dura, con ensalada verde y tomates.
Fruta.
(…)
“10 de
enero 1943. P a trabajar en los bosques. Caldo de carne con pasta, carne de
buey con col blanca, patatas asadas, grosellas, pepinos. Limpiado el dormitorio
y los trajes.
“15 de
mayo 1943. P. se instala en el chalet de Västra Bodarne. Por la tarde tomamos
café con los chicos. Limpieza a fondo del sótano. Coliflor, lengua con arroz,
tomates en salsa de champiñones”.
Hay otras, por supuesto, con “salmón, anchoas,
queso, ternera asada y arroz” o con “sopa de espinacas, jamón, huevos fritos y
ensalada”. También, alguna referencia a otros asuntos de familia ("P con una mujer horrenda").
El 7 de mayo de 1945 la señora Weiss escribe
tres frases, que son un tesoro. Una de ellas tiene sólo dos palabras, trazadas
con mayúsculas:
“Ha
llegado la cesta de huevos. LA PAZ. Por la mañana ropa blanca a tender”.
Chapeau! Y celebremos.
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