Bernard Berenson en Villa I Tatti
A lo largo de nueve años
Umberto Morra frecuentó a Bernard Berenson en los “Tatti”. De algunas
conversaciones con el maestro tomó apuntes y elaboró con ellos un espléndido
libro titulado Coloquio con Berenson. Gracias a un comentario reciente de
Marina Gasparini, di de nuevo con el libro que creía perdido en la pequeña
babel doméstica. Ahora leo estas páginas que revelan a un sabio al que le
gustaba echar cuentos o discurrir sobre sus temas predilectos con personas de
confianza o, incluso, con uno que otro desconocido que llegara a Villa I Tatti,
atraído por su fama.
Morra, con su cuidadoso
trabajo de amanuense y editor, nos permitió saber que Berenson fue también un
impresionante artista de la conversación. Su inmensa cultura le permitía
asociar armoniosamente sucesos y personajes de épocas diversas, o pasar revista,
con gracia no exenta de picardía, por las interesantes ideas de sus
contemporáneos. Sin embargo, se me ocurre que el prodigioso resultado oral de
esos saberes, provenía sobre todo de su voluntad de diálogo, que es la mayor
virtud de un buen maestro.
Sociólogo descarnado
cuando hablaba de los países que mejor conocía; filósofo al abordar cualquier
concepto, pero también al referirse a momentos cotidianos; cáustico siempre, y,
sobre todo, crítico de arte a tiempo completo y no sólo sobre temas de arte. Bernard
Berenson era eso y mucho más porque era algo que a pocos eruditos les calza: un
creador.
Gombrich recuerda que
cuando Berenson formuló la teoría del “ver y conocer”, la comenzó con una
descripción del Palio de Siena, en la que la multitud de la plaza era vista
como un prado de flores. Para Gombrich, Berenson estaba viendo un cuadro. Tal
vez. Yo creo que su mirada estaba haciendo poesía.
P. D 1: Pisando la
dudosa luz del día, se hace oportuna esta deliciosa cita de Berenson, tomada
del Coloquio: “Los ingleses han instituido la ley de volverse a vestir por la
noche como un resarcimiento de la realidad cotidiana. Aquel cuarto de hora que
cada hombre dedica a su propio aseo es el secreto de un gran descanso y de un
gran desahogo; aparta de la noche todos los aburrimientos, los negocios y las
preocupaciones”.
P.D 2: El azar
concurrente ha querido que esta anotación se haga la víspera de uno de los días
en que Siena celebra el Palio.
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