martes, septiembre 09, 2014

El banquete de Pessoa


Fernando Pessoa
 
Marchando cinco de Frankfurt 

La frase -que alteré un poco, al sumarle tres-, la decían en un bar de Las Ramblas donde yo solía comer bocadillos de salchicha, a comienzos de los 70. Desde entonces la repito, mecánica y arbitrariamente, cuando debo emplear el gerundio de “marchar”, y lo hago -por supuesto- con dos, que es el número original de la frase. 

Hoy la recordé, porque antes de salir para el parque a dar mis tres vueltas, leí uno de los relatos escritos por Pessoa cuando todavía no llegaba a los 20. Me refiero a Una cena muy original. Su carácter canibalesco y la procedencia de Hesse de las cinco víctimas, explican la fácil asociación que mi memoria hizo con la vieja expresión casera.  

Pero más que esa forma personal de disminuir el horror del cuento de Pessoa, quiero anotar un párrafo alusivo a cierta beligerancia gastronómica. Es el comienzo del relato, y bien podría verse como la parodia de una contienda peregrina que ha llegado intacta a nuestros días. Copio el trozo mencionado: 

Fue durante la sesión anual número quinientos de la Sociedad Gastronómica de Berlín que el presidente, Herr Prosit, hizo a sus socios la famosa invitación. Claro que la sesión era un banquete. Durante los postres había surgido una acalorada discusión sobre la originalidad en el arte culinario. La época era mala para todas las artes. La originalidad se hallaba en decadencia. También había decadencia y laxitud en la gastronomía. Todos los productos de la cuisine llamados ‘nuevos’ eran simples variaciones de platillos ya conocidos. Una salsa distinta, una forma ligeramente diferente de condimentar o de sazonar –así se distinguía el platillo más reciente del que existía antes de él-. No había verdaderas novedades. Había tan sólo innovaciones. Todas estas cosas fueron deploradas durante el banquete con unánime clamor, en tonos variados y con diversos grados de vehemencia”. 

Repito: lo anterior no fue escrito ayer, sino en 1907, año en que Pessoa firmó su cuento con el nombre de Alexander Search.  

Dejémoslo así, como señal.

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