Fernando Pessoa
“Marchando cinco de Frankfurt”
La frase -que alteré un poco, al sumarle tres-,
la decían en un bar de Las Ramblas donde yo solía comer bocadillos de salchicha,
a comienzos de los 70. Desde entonces la repito, mecánica y arbitrariamente,
cuando debo emplear el gerundio de “marchar”, y lo hago -por supuesto- con dos,
que es el número original de la frase.
Hoy la recordé, porque antes de salir para el
parque a dar mis tres vueltas, leí uno de los relatos escritos por Pessoa
cuando todavía no llegaba a los 20. Me refiero a Una cena muy original. Su
carácter canibalesco y la procedencia de Hesse de las cinco víctimas, explican
la fácil asociación que mi memoria hizo con la vieja expresión casera.
Pero más que esa forma personal de disminuir el
horror del cuento de Pessoa, quiero anotar un párrafo alusivo a cierta
beligerancia gastronómica. Es el comienzo del relato, y bien podría verse como
la parodia de una contienda peregrina que ha llegado intacta a nuestros días.
Copio el trozo mencionado:
“Fue
durante la sesión anual número quinientos de la Sociedad Gastronómica de Berlín
que el presidente, Herr Prosit, hizo a sus socios la famosa invitación. Claro
que la sesión era un banquete. Durante los postres había surgido una acalorada
discusión sobre la originalidad en el arte culinario. La época era mala para
todas las artes. La originalidad se hallaba en decadencia. También había
decadencia y laxitud en la gastronomía. Todos los productos de la cuisine
llamados ‘nuevos’ eran simples variaciones de platillos ya conocidos. Una salsa
distinta, una forma ligeramente diferente de condimentar o de sazonar –así se
distinguía el platillo más reciente del que existía antes de él-. No había
verdaderas novedades. Había tan sólo innovaciones. Todas estas cosas fueron
deploradas durante el banquete con unánime clamor, en tonos variados y con
diversos grados de vehemencia”.
Repito: lo anterior no fue escrito ayer, sino en
1907, año en que Pessoa firmó su cuento con el nombre de Alexander Search.
Dejémoslo
así, como señal.
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