viernes, enero 05, 2007

La cocina de los ángeles


Hace tres meses Luis Antonio de Villena en un bello artículo publicado en Babelia hizo una estupenda semblanza de Pablo García Baena, con motivo de la aparición de Los Campos Elíseos, el más reciente libro del poeta cordobés, un poeta que tiene 85 años y sigue escribiendo como los dioses. Copio algunas de las palabras que le dedicó Villena:

"Pablo García Baena -uno de nuestros grandes poetas vivos- es lo opuesto al medro y a la cucaña. Ha elaborado lentamente y lujuriosamente una obra lírica como los tapices que diseñaba él mismo en otro tiempo, cuando Miguel del Moral le pintaba las cabezas de los príncipes y los ángeles. Una obra perfumada de esmero, de perfección y de voluptuosidad masculina o de óleos penitenciales. (...) Lo parece y es cierto: estoy reivindicando y abriendo un pequeño frasco de aromas para Pablo García Baena, porque es mucho más que un antiguo premio Príncipe de Asturias (1984) y mucho más, desde luego, que el director emérito del Centro Andaluz de las Letras. Es -lo repito- uno de los mayores poetas de la España de hoy, de las Españas".

Hoy quiero compartir con los amigos de este blog un poema de Pablo García Baena que podríamos colocar en la más hermosa de las cocinas:


La Cocina de los ángeles

¡Qué ir y venir esa Noche
por las cocinas del cielo!
Clara, en el punto de nieve,
Teresa, entre los pucheros.
La Carmen Soto vigila
calderetas y torreznos,
en tanto tocan a laudes
almireces y morteros.
Sumiller de mesa y boca,
pejes en nácar de Méjico,
Tobías el caminante
porta en azafates bellos
y adobado en pepitoria
el corzo de San Huberto
flamea entre las canelas
que inciensan fulvos braseros.
Amarguillos y perrunas
pizcan los franciscos legos
y los ángeles peinándose
el almíbar del cabello
rompen el alinde cande
de cornucopias de yelo.
Pinches son los serafines
y con albos pañizuelos
espejean como plata
los platos en los plateros.
Francolines de Milán,
plumas de rojo capelo
en horno de palosanto
doran pechugas al fuego.
Los pastores, que son hombres
de recental paramento,
cuecen habas, hierven gachas,
majan sal de salmorejos
y la majada se niebla
al humo de los espetos.
Parihuelas con salvillas,
frutas de sartén, buñuelos,
alfajores, bartolillos,
alojas de caramelo,
bechamelas, mostachones,
capuchinas, borrachuelos,
colman bandejas de azófar,
enmelan los lienzos duendos
y como hostiarios relucen
dulceras en los chineros.
El caldo de la Parida,
en áureo grial enhiesto,
al dar en punto las doce
sirve el Maestresala atento.

La Virgen, como es ayuno,
un suspiro es su alimento,
y al Niño recién nacido,
en níveo pórfido cuenco
que vela mano de ámbar,
da la leche de su pecho.

PABLO GARCIA BAENA

¡Feliz Día de Reyes!

(El cuadro de Murillo, La cocina de los ángeles, le permitió a García Baena encabezar sus impecables octosílabos con el nombre completo del pintor: Bartolomé Esteban Murillo. En esta página podrán conseguir algunos poemas de García Baena:

http://amediavoz.com/garciabaena.htm )

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