Cuando Benito Yrady dio su respuesta a la encuesta Pomés incluyó en primer lugar un plato que llamó “atol con crocante”. No dijo más ni explicó la escueta referencia. Era un remotísimo recuerdo de su infancia, y su memoria apenas le daba para atinar la densidad y la textura de algo que lo deleitó de niño en una ocasión. Rectifico. Benito agregó el nombre del sitio donde había vivido esa experiencia que terminaría resultándole inolvidable: San Tomé. Y ahí está la clave. Era, probablemente, un desayuno de avena, de “nenerina” o de “crema de arroz Polly”, con algún cereal tostado, de esos que llegaban a los economatos de las compañías petroleras y que ya para los años cincuenta se habían convertido en presencias habituales de nuestras mesas matutinas.
Somos un país petrolero, pero no somos un país de estudiosos del tema petrolero, y menos aún, de su impronta (¿enorme? ¿mediana? ¿oblicua?) en la vida cotidiana del venezolano. Lo anterior tal vez no sea una paradoja, sino la fatal presbicia que nos impide ver bien, o simplemente ver, lo más cercano. Quizá ello explique lo que Miguel Angel Campos viene señalando con lucidez en ensayos estupendamente escritos: la visión dicotómica que coloca del lado malo al “excremento del diablo” y del lado bueno a la tradición perdida por la maléfica influencia del primero. El tema de la alimentación es, entre otras, una de las víctimas de ese maniqueísmo intelectual.
Muchos fueron los productos y las prácticas de consumo alimentario que la explotación petrolera seguramente introdujo en nuestro país. Sin embargo, no hemos realizado estudios que nos deparen registros veraces y, sobre todo, que nos den luces acerca de los alcances culturales de esa transferencia. Por esa razón, Edgar Abreu Olivo (Premio Nacional de Nutrición) ha fundado la Cátedra OPEP en la UNEY, con alumnos y docentes del pregrado Ciencia y Cultura de la Alimentación. El propósito central de dicha cátedra es realizar un análisis comparado del vínculo entre la alimentación y el petróleo en los países productores de este último, sin excluir a otros que pueden servir de fecunda referencia. Una de las aristas de esa investigación es la que concierne de manera específica a la cultura gastronómica y que será coordinada por el Cig-Uney (Salsipuedes).
Un estudio integral del tema nos llevaría, por ejemplo, a rastrear hechos como los que hemos leído en algunos testimonios valiosísimos. Recuerdo uno extraordinario de Manuel Taborda citado por Paul Nehru Tennassee en su trabajo “Venezuela, los obreros petroleros y la lucha por la democracia” (Efip, Caracas, 1979) en el que el ex-caporal de la Standard Oil en el oriente del país nos habla del menú tanto de la sección venezolana como norteamericana del personal de la compañía, y hace mención de unos cocineros chinos que recibían un tratamiento privilegiado. Ese solo dato invita a una indagación que podría iluminar alguna pista borrosa de nuestra historia gastronómica. Las entradas y salidas de los economatos constituyen otra fuente riquísima de información que todavía no hemos conocido del todo ni aprovechado bien y que este trabajo podría incorporar para provecho de la historia de la alimentación en Venezuela.
Sospecho que no sólo “ketchup” encontrará la UNEY en ese necesario estudio que ahora emprende.
Somos un país petrolero, pero no somos un país de estudiosos del tema petrolero, y menos aún, de su impronta (¿enorme? ¿mediana? ¿oblicua?) en la vida cotidiana del venezolano. Lo anterior tal vez no sea una paradoja, sino la fatal presbicia que nos impide ver bien, o simplemente ver, lo más cercano. Quizá ello explique lo que Miguel Angel Campos viene señalando con lucidez en ensayos estupendamente escritos: la visión dicotómica que coloca del lado malo al “excremento del diablo” y del lado bueno a la tradición perdida por la maléfica influencia del primero. El tema de la alimentación es, entre otras, una de las víctimas de ese maniqueísmo intelectual.
Muchos fueron los productos y las prácticas de consumo alimentario que la explotación petrolera seguramente introdujo en nuestro país. Sin embargo, no hemos realizado estudios que nos deparen registros veraces y, sobre todo, que nos den luces acerca de los alcances culturales de esa transferencia. Por esa razón, Edgar Abreu Olivo (Premio Nacional de Nutrición) ha fundado la Cátedra OPEP en la UNEY, con alumnos y docentes del pregrado Ciencia y Cultura de la Alimentación. El propósito central de dicha cátedra es realizar un análisis comparado del vínculo entre la alimentación y el petróleo en los países productores de este último, sin excluir a otros que pueden servir de fecunda referencia. Una de las aristas de esa investigación es la que concierne de manera específica a la cultura gastronómica y que será coordinada por el Cig-Uney (Salsipuedes).
Un estudio integral del tema nos llevaría, por ejemplo, a rastrear hechos como los que hemos leído en algunos testimonios valiosísimos. Recuerdo uno extraordinario de Manuel Taborda citado por Paul Nehru Tennassee en su trabajo “Venezuela, los obreros petroleros y la lucha por la democracia” (Efip, Caracas, 1979) en el que el ex-caporal de la Standard Oil en el oriente del país nos habla del menú tanto de la sección venezolana como norteamericana del personal de la compañía, y hace mención de unos cocineros chinos que recibían un tratamiento privilegiado. Ese solo dato invita a una indagación que podría iluminar alguna pista borrosa de nuestra historia gastronómica. Las entradas y salidas de los economatos constituyen otra fuente riquísima de información que todavía no hemos conocido del todo ni aprovechado bien y que este trabajo podría incorporar para provecho de la historia de la alimentación en Venezuela.
Sospecho que no sólo “ketchup” encontrará la UNEY en ese necesario estudio que ahora emprende.
3 comentarios:
Estimados Profesores:
Mi primer choque cultural relacionado con el mundo petrolero mucho tuvo que ver con la comida. Esbozo las siguientes observaciones:
1) La costumbre entre los obreros de compartir el desayuno. En la parte posterior de una camioneta pick-up, todos colocan los envases o "viandas" y los ponen a disposicion de los demas. Caraotas rojas con picante, ruedas de pescado frito, cachicamo guisado y tarcari de chivo son apenas algunas de las menudencias que se comparten todos los dias a las 7 de la mañana. Pero mas que el menu (ya de por si notable) me sorprendio la expresion inconsciente de solidaridad obrera con la comida como centro. Comen todos, aporten o no a la mesa comun, incluidos los perros sarnosos y los caricaris que rodean (casi se puede decir resguardan) las instalaciones.
2) El habito de comer pescado de mar en una zona tan "mediterranea" como San Tome. Sin duda, debido al exodo interno que lleno los campos petroleros de margariteños y cumaneses. Tambien en el Zulia, debido a la demanda de hombres-rana. Esto me da pie para pensar que los movimientos internos de poblacion tambien jugaron algun papel en la modificacion de la gastronomia nacional. Ahi se los dejo.
3) La proliferacion de ventas de comida alrededor de las zonas de actividad petrolera. Desde el denigrado kiosco de empanadas hasta las fincas que ofrecen presas de caceria. Considero que la "fritanga" (y el perro caliente, pero este ultimo se sale del ambito hidrocarburifero) debe ser estudiada si no como cumbre de nuestra gastronomia, al menos como realidad omnipresente con consecuencias nutricionales y culturales no poco significativas.
Tambien quisiera expresar mi interes en la mencionada catedra OPEP. Estare en Venezuela el mes que viene, espero poder pasar saludando e informarme mas sobre los planes de la UNEY al respecto.
Abrazos gastronomicos,
.Guy "Haggis Eater" Monod
Muchas gracias, Guy Monod (buen diente así en El Tigre como en Aberdeeb, trátese de asados o de haggis) por tu excelente aporte. Has tocado aspectos que no pueden faltar en nuestra investigación. Lo del "denigrado kiosco de empanadas" y lo de las "fritangas" nos pareció estupendo. Un viejo profesor de Derecho Minero en la UCV ilustraba el ambiente de la explotación petrolera y minera por los puestos de comida alrededor de las zonas donde esta explotación se realiza... Por otra parte, los desplazamientos que señalas como consecuencia de la explotación del petróleo, deben ser mejor estudiados...
Te esperamos para incorporarte como asesor de la investigación.
Un abrazo y que encuentres en Aberdeen más información acerca del informe de Brodie.
Biscuter
Muy interesante!!
Aqui te dejo la dire de mi blog a ver si quieres hecharle un vistazo
http://unpienparis.blogspot.com/
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