sábado, marzo 08, 2014

Tomillo de dos mil maneras




Un verso de Gerardo Diego me lleva a un jardín. Un jardín me lleva a una enciclopedia. Una enciclopedia me lleva a una mañana. Una mañana me lleva a un pájaro Dunga. Un pájaro Dunga me lleva a Díaz Casanueva. Díaz Casanueva me lleva a un poema de Stevens. Un poema de Stevens me lleva a una canción medieval. Una canción medieval me lleva a una calle solitaria del Gótico de Barcelona. Una calle solitaria del Gótico de Barcelona me lleva a un álamo de Rafael Alberti. Un álamo de Rafael Alberti me lleva a un tren. Un tren me lleva a una estación de Narbonne. Una estación de Narbonne me lleva a un escondite cátaro. Un escondite cátaro me lleva a unos ojos verdes. Unos ojos verdes me llevan a Gutierre de Cetina. Gutierre de Cetina me lleva al tomillo. El tomillo me lleva a Gil Vicente y Gil Vicente a estos versos que recuerdo en el balcón:

El tomillo por los montes
huele de dos mil maneras

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