viernes, mayo 09, 2014

Gula, novela y cine



Joyce Redman en Tom Jones de Tony Richardson


La famosa escena de la comida que Tony Richardson (director) y John Osborne (guionista) incluyeron en su Tom Jones, y que desde entonces (1963) pasó a ser un ilustre ejemplo cinematográfico de “erotismo en la mesa”, no discurre de igual modo en Fielding.

Para el autor del gran libro de la picaresca británica, el placer de la comida se basta a sí mismo. Puede estar antes que otro, pero es mucho más que su antesala. Si bien los comensales van a irse a la cama –como acá ocurre-, eso no es asunto que, en rigor, le vaya o le venga a la concentración total que demanda el supremo disfrute de la gula, que por algo es tan “pecado capital” como el otro.

Mrs. Waters seduce más que come, pero Tom está sumido en su yantar: sopa, langosta, pollo, ostras y vino. A ese deleite le dispensa la exclusividad de su entusiasmo, tanto, que Fielding siente la necesidad de explicar el aparente desdén por Mrs. Waters, atribuyéndole a su héroe una dignidad absoluta en el cumplimiento de un quehacer vital, nada incompatible con los otros. Se recordará que en el film de Richardson, ese momento, mediante un elocuente juego de bocados y miradas, es más bien el notable prólogo que protagonizan Albert Finney y Joyce Redman, antes de atenderse mutuamente en otro sitio.

En su libro Gula (Paidós, 2005), Francine Prose nos ha llamado la atención acerca de esta diferencia entre la novela y la película. Sobra decir que ambas escenas me agradan.

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