Laura Brown (Julianne Moore) con su hijo, en Las Horas
Virginia Woolf (Nicole Kidman) escribe La
señora Dalloway. Para pedirle instrucciones acerca del almuerzo de ese
día, ha subido Nelly, la cocinera, pero Virginia no quiere ser interrumpida.
Al rato, cuando la escritora baje a la cocina,
verá a Nelly haciéndole cortes a una carne, y Nelly le dirá: “Usted estaba muy
ocupada y nadie me dio instrucciones, así que decidí hacer un pastel de
cordero”.
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Laura Brown (Julianne Moore), que por esos días
está leyendo La señora Dalloway, tiene abierto ahora un recetario. Quiere
hacerle una torta a su marido, que está de cumpleaños. En la página, vemos
varias recetas y una llamativa ilustración con un pastel que tiene escrito
“Happy Birthday”. Sobre la mesa, un paquete de harina y otro de azúcar.
Su pequeño hijo le ofrece ayuda y Laura la
acepta. Se produce entonces una bellísima escena: el niño tamiza la harina
sobre el bol, mientras la madre contempla la caída y dice: “Es hermoso, parece
nieve”.
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Laura quiso hacer la torta exactamente igual a
la de la foto que vio en el recetario y, en efecto, imitó muy bien su decorado,
pero no logró que la torta levantara. Parecía conforme con el producto de su
inepcia, pero después de la visita de una vecina, tiró el pasmado pastel a la
basura y decidió hacer otro. Esta vez consiguió su cometido.
Laura me hizo recordar un cuento estupendo de
Rosario Castellanos, acerca de una joven esposa que monologa sobre su
ignorancia culinaria, mientras hace el intento de prepararle una carne a su
marido.
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Clarissa Vaughan (Meryl Streep), por su parte,
le anuncia a Richard que dará la fiesta para celebrarle el reciente premio
literario que ha ganado. Entre los argumentos que emplea para animar a su
renuente amigo, incluye información sobre el menú. Le dice que va a preparar
“esa cosa de cangrejos” que tanto le gusta. Richard le responde que sí, que
adora esa “cosa”.
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En Las Horas algunos se anticipan.
Vanessa (Miranda Richardson) se presenta en casa de su hermana Virginia cuando
todavía le falta muchísimo al pastel de cordero, y ni siquiera es la hora del
té. Igual ocurre con Louis Waters (Jeff Daniels), quien toca la puerta de
Clarissa antes de tiempo y la encuentra en plena preparación de la comida. En
el apartamento están sonando las “Cuatro últimas canciones” de Richard Strauss
en la voz de Jessye Norman y Clarissa sigue afanada con las yemas de los
huevos.
Son las deshoras de Las Horas (2002), esa
formidable película de Stephen Daldry que sufro y quiero.
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¿Y qué cosa era “la cosa esa de cangrejos”? A
ciencia cierta no se supo. Recuérdese que finalmente no hubo fiesta. La comida
quedó para ser consumida después, menos ese manjar que sólo vemos cuando
Clarissa lo echa a la basura. ¿Sería una especie de fideuá de cangrejos? ¿Era
algún plato de Nueva Orleans?
Ni en la película, ni en la novela de Michael
Cunningham que le sirvió de base, hay pistas para precisiones. Sólo un campo
abonado para suculentas conjeturas.
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