Virginia Woolf
En una casa de las Hébridas veranea la familia
Ramsay. Sus integrantes adoran la lozanía de las islas y disfrutan de sus
playas. Esta noche habrá cena para catorce comensales y toda la ilusión de la
anfitriona estará puesta en el plato principal.
El hecho que refiero se produjo en una magnífica
novela y no estuvo exento de temores. Sin
duda, fue una mesa difícil y compleja. Al soberbio estofado venido de una
receta de la abuela de mistress Ramsay, le correspondió la secreta hazaña de
rescatar al banquete de un naufragio inminente.
Esa cena tiene ahora sitial de honor en la
historia literaria de la gastronomía. La escribió Virginia Woolf en Al faro. Leamos
unas líneas:
“…y un
exquisito perfume de aceitunas y aceite y jugo se desprendió de aquella gran
olla marrón cuando Marthe, con un gesto brusco, quitó la tapa. La cocinera
había estado guisando a fuego lento ese plato, durante tres días. Y mistress
Ramsay pensó, cortando en la blanda masa, que debía poner extremo cuidado en
escoger un pedazo especialmente tierno para William Bankes. Y mirando dentro de
la olla las paredes relucientes y la carne apetitosa en amarilla confusión, las
hojas de laurel, el vino, pensó: ´Vamos a celebrar el acontecimiento”.
El héroe de la noche es francés y famosamente se
llama “boeuf en daube”.
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