sábado, octubre 10, 2015

El recetario de Nelly


Linda Bassett como Nellie Boxall (Nelly), la cocinera de los Woolf, en Las Horas, de Stephen Daldry


Cuando Virginia Woolf, imaginándose futura lectora de sí misma, escribió que el “retrato de Nelly” era lo más llamativo de sus diarios, abrió el camino para muchos y diversos proyectos literarios.  No se trataba solo de leer esas páginas como si fuesen una novela. Se trataba –y se trata todavía- de escribir, entre otras cosas, la novela de Nelly, la biografía de Nelly y hasta los diarios de Nelly, como fuente principal de todo lo demás. Claro, Virginia Woolf invitó a sus lectores a inventar y su llamado, a fe que no ha caído en el vacío. 

En el año 1997, la española Alicia Giménez Bartlett publicó “Una habitación ajena”, novela escrita a partir de las rutas asomadas por la autora de “Las olas”. Además de los diarios de Virginia Woolf, a Giménez Bartlett le sirvieron como fuente principal los “cuadernos íntimos” de la propia Nellie Boxall, que “halló” en Londres en una de sus pesquisas bibliográficas. “Una habitación ajena”, cuyo título paródico es una evidente seña de identidad, ganó el premio Femenino Lumen de ese año. Su escena de la habitación es, sin duda, una proclama. 

Por su parte, el Turco Najul me informa que no hace mucho comenzó a escribir una novela que tiene como personaje principal a Charles Laughton y que uno de los capítulos más interesantes será el dedicado a Nellie Boxall y sus constantes amenazas de irse o de quedarse. Por el Turco supe que Else Lanchester, actriz y mujer de Charles Laughton, consideraba que Nellie era una “mucama comunista”.  Al parecer, la entrada del diario en la que Virginia se horroriza porque, tanto ella como Nelly han votado por los laboristas, es el inicio de su investigación para esa parte de su libro en ciernes, en el que las discusiones políticas con Nelly serán importantes. 

Le refiero todo eso a Cuchi, mientras damos dos vueltas al parque. Ella escucha con interés, menciona semejanzas cercanas y al final me advierte que no está dispuesta a hacer los platos de Nellie Boxall. No entiendo, pero enseguida aclara: “Aunque no lo has dicho, sé que estás pensando en el recetario de Nelly y en algunas comidas para el grupo de Bloomsbury, ¿verdad?” 

Su pregunta, por supuesto, es retórica. Me ha adivinado una vez más.

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