Algunas endogámicas y presuntuosas escuelas de medicina deberían someterse a un cambio de orientación. Su finalidad debería ser la vida y no la enfermedad. Con nobles excepciones -más del pasado que del presente-, en esas escuelas corporativas y pagadas de sí, parece campear por sus fueros más el morbo que la salud, menos aún, la salud proveniente de la buena y sabrosa alimentación.
Los médicos (con salvedades, desde luego) suelen ignorar todo de la nutrición y los nutricionistas (casi sin excepciones) lo ignoran todo de la cocina. Nada haríamos con incluir (o incrementar) las materias vinculadas a la nutrición en los planes de estudio de las escuelas de medicina, si las copiamos de las que existen en los curricula de Nutrición y Dietética.
La (in)cultura de la medicina como saber dirigido a la inmediata especialización, ha separado a los profesionales de la salud de los viejos principios que hacían de los médicos hombres no solamente cultos, sino humanitarios.
La carrera hacia el "éxito", la enfermedad como negocio, la clínica como santuario y la especialización como el único instrumento para lograr abrirse paso en la competencia febril de los hombres y mujeres de "batas blancas", separaron al médico del barrio, de la casa y lo que es más grave: fortaleció su ignorancia de la cocina.
La cocina cura. En el noble y antiguo sentido del vocablo "curar", la cocina cuida nuestra salud, porque cuida nuestra vida.
Propongo la inmediata inclusión de estudios de cocina en las carreras de medicina y de nutrición.
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3 comentarios:
Y algo de medicina en las carreras de cocina
De acuerdo, como en la UNEY, en cuya carrera Ciencia y Cultura de la Alimentación, además de cocina, trabajan el tema de la salud, no desde la perspectiva de las "escuelas de medicina", sino desde la perspectiva de la medicina integral.
Gracias por tu comentario, que permitió adelantarte este punto, previsto para el siguiente post.
"Cocina para todos". Sra. Biscuter, no sólo es necesaria la inclusión de estudios de cocina en las carreras de medicina y nutrición, sino en todas las carreras. Si seguimos la afirmación que hizo Osmani en su artículo, la cocina "Es la sustancia del saber...", entoncés, que sea la cocina el jardín de Academo y vayamos todos a aprender y a compartir. Salgamos a enseñar desde la cocina en las escuelas, liceos y universidades, pero antes salgamos también nosotros (cuando digo nosotros me incluyo en su equipo de trabajo) a aprender con las viejas y no tan viejas cocineras, para no caer en la pasarela, en la chaqueta y los coloridos gorros. Celebro su propuesta y la comparto. Un Abrazo se quien la admira...
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