La belleza de las letras en un libro de Cunill. Vine temprano a sus páginas en pos de la sarrapia, pero de nuevo el índice maravilloso me entretuvo. Es tan bueno, que, además de su normal función utilitaria, sirve también de ilustración a la sobrecubierta de los dos volúmenes. Portada, contraportada y lomo son sus primeros espacios. Leerlo allí, es hacer un fabuloso recorrido y admirarse de pronto de que hasta el canto tiene cosas que decirnos.
Adentro, es una fiesta el prodigioso índice. Redondos los tipos. Cursivos sólo para los nombres del autor, el prologuista y la editora. Y una audacia: las dos páginas como si fuesen una. Un sobrio juego de tamaño y de negritas, y lo que faltaba afuera: el número de la página en que cada capítulo se inicia.
Leo en la sobretapa que el capítulo que busco es el XXXII, porque, entre otras cosas se refiere a las “materias primas para sensibilidades aromáticas: anís, vainilla y sarrapia”. Entro.
Alabados sean Pedro Cunill, Alvaro Sotillo y el arte noble de la tipografía.
P.D: El libro se titula bellamente Geohistoria de la sensibilidad de Venezuela. Fue publicado por la Fundación Empresas Polar en el 2007 y en febrero del 2008 se ganó en Leipzig el premio al libro más bello del mundo. Después hablamos de la sarrapia.
Adentro, es una fiesta el prodigioso índice. Redondos los tipos. Cursivos sólo para los nombres del autor, el prologuista y la editora. Y una audacia: las dos páginas como si fuesen una. Un sobrio juego de tamaño y de negritas, y lo que faltaba afuera: el número de la página en que cada capítulo se inicia.
Leo en la sobretapa que el capítulo que busco es el XXXII, porque, entre otras cosas se refiere a las “materias primas para sensibilidades aromáticas: anís, vainilla y sarrapia”. Entro.
Alabados sean Pedro Cunill, Alvaro Sotillo y el arte noble de la tipografía.
P.D: El libro se titula bellamente Geohistoria de la sensibilidad de Venezuela. Fue publicado por la Fundación Empresas Polar en el 2007 y en febrero del 2008 se ganó en Leipzig el premio al libro más bello del mundo. Después hablamos de la sarrapia.
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