Joan Miró. El comienzo del día
Cinco y media. Domingo de nubes y Maragall. En la primera anotación del día, la eterna cadencia de sus versos y una palabra que ilumina.
Es la infancia de nuevo, la cálida maravilla de una fe y esta delicia de la verba catalana:
Oh Jesús de ma infantesa!
oh petit Nostre Senyor!
Bon Jesuset de les panses i figues,
i nous i olives i mel i mató!
Si conseguimos buena ricota, le pediré a Cuchi, por favor, que haya postre Maragall en el almuerzo.
El cielo se arrumaza en mi ciudad. Pájaros y vientos.
Y una oda de Maragall, interminable, acoge todo lo que canta, todo lo que suena.
P.D: “Oh Jesús de mi niñez,/ chiquito Nuestro Señor!/ ¡Buen Jesusín de los higos y pasas,/ nueces y olivas, miel y requesón!”.
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