Alfred Eisenstaedt
22-02-14: La ciudad duerme todavía. Pájaros y calma.
Seguimos sin parque.
Anoche anoté en este cuaderno la repentina
sensación de estar sitiado.
Los siete contra Tebas y de nuevo la impresión
del coro dividido.
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Hoy, mi amigo Miguel Veyrat, poeta y escritor español de izquierda, escribió esto en el facebook de este servidor:
"Una
enorme confusión se ha creado entre una falsa izquierda nacida
chavez-kichneriana (da lo mismo que mussoliniana o etarra). Ya no leen,
ya no piensan, ya no luchan, se miran el sucio ombligo. A muchos,
nacidos en los años 30 nos pasó lo mismo con Fidel. Y muchos aún tienen
los ojos tapados con su propia zulla".
21-02-14: Sin parque, pero con Seferis, esperando el sol.
Y el cielo ahí, fiel, inacabable.
Antes había puesto un tuiter con estas líneas: “Aunque es difícil hacerla ahora mismo, la
reflexión serena sobre lo que ocurre debe empezar con un autoexamen, no con
una acusación”
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En la ventana, el silencio que deja ver la luz.
En la mesa, Seferis:
“Era mío este sol y era tuyo: lo compartíamos.
¿Quién sufre tras la seda de oro? ¿Quién está
muriendo allí?
Una mujer golpeándose el pecho seco, gritaba:
“Cobardes,
se llevaron a mis hijos, los han masacrado”
(…)
Llegaron los mensajeros, sucios, extenuados.
Balbucearon sílabas incomprensibles.
Veinte días y veinte noches sobre la tierra
estéril y con espinos
(…)
Expiraron diciendo: “No tenemos tiempo”.
(…)
Este sol era nuestro. Lo ocultaste sólo para ti
y no quisiste seguirme.
Yo supe esto después, detrás del bordado de seda
y oro.
No tenemos tiempo. Tenían razón los mensajeros.
(G. Seferis, Nuestro sol)
--
El cielo ahí. También los árboles, los pájaros.
Suena Theodorakis. Ayer me lo trajo la
inolvidable película de Cacoyannis, mientras hacía una pausa en esta
vertiginosa hora que vivimos.
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Sin muchas ganas de hacer estas anotaciones.
Siento que este país es otro. Uno va pasando de la indignación a la tristeza.
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