Rómulo Gallegos
Dos vueltas al parque y el canto del cristofué.
El sábado pasado se cumplieron 64 años de la
toma de posesión de Rómulo Gallegos como Presidente de la República de
Venezuela. Creo que su actuación política todavía no ha sido suficientemente
estudiada, a pesar de los estupendos aportes de algunos historiadores que han
indagado, sobre todo, en las causas de su derrocamiento y en el entramado del
golpe del que fue víctima, no sólo él, sino el país. El zarpazo militar del 24
de noviembre de 1948 nos privó de un presidente llamado a hacer de su
magistratura, un verdadero magisterio. Antonio Arráiz captó de inmediato el
significado profundo de esa pérdida en un artículo histórico y dramático.
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Pasa con algunas tragedias, no sólo que no
avisan –como todas-, sino que a veces tardamos mucho en reconocerlas, llegando,
incluso, a convivir con ellas largamente.
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Pensando en Gallegos y en lo que Díaz Sánchez -hablando de otro otro personaje histórico- llamó “el ex futuro”, fui esta mañana mañana por algunos textos
políticos de nuestro gran novelista y encontré su formidable “Lección de Fe”: el
discurso ante los estudiantes del Liceo Andrés Bello en 1942. Después
de alertarlos sobre lo que entonces pasaba en el mundo con el asalto a la razón
y a los valores por parte de una maquinaria criminal que arrasaba con la vida
de millones de seres humanos, los interpeló así:
“¿Y si esto ocurre en el mundo de la cultura en
nombre de un nuevo orden social, puedes tú, estudiante que me oyes, mantenerte
indiferente, engolfado en los temas de Ética que te impone el programa de
Filosofía y para engolfarte mañana en las Teorías del Derecho?... Creo que, por
lo contrario, debes alzar un momento del libro la vista para cerciorarte de lo
que se esté haciendo con el mundo en que te tocará vivir como hombre
responsable.
Y de lo que se pretenda hacer contigo”.
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