viernes, abril 29, 2005

Misoginia y cocina (y un agradecimiento)

Ricardo Oropeza me ha hecho llegar unos párrafos acerca del tema de la mujer en la cocina, tema que se presta no sólo para repetir lugares comunes, sino también para ejercer la vieja estulticia del machismo. No sólo es demostrable que existen muchas mujeres comandando fogones no precisamente caseros, sino que la presencia de la mujer en la gastronomía clásica y moderna es innegable. La evidencia no requiere pruebas. Me remito, en todo caso, al bello poema de Lezama sobre "La mujer y la casa" y a la magdalena de Proust y a las abuelas de todo el mundo. El resto es silencio.

Y ahora, Ricardo Oropeza:

¡Una cocina sin cocineras, no sabe a nada y no sabe nada! Su sabiduría estaría reducida a efímeras recetas, y el arte de la recreación y creación sólo sería un vago fantasma en nuestras memorias... Gracias a Dios, que en Salsipuedes una (...) cocinera dirige los fogones y nos enseña saberes y sabores, como si de un oficio místico se tratase.

En su libro Viaje irrreverente y razonado por el laberinto de las cocinas de la modernidad, Alberto Soria escribe:

“Las mujeres, responsables de la cocina durante milenios, están dotadas según los filósofos de la cuchara y el tenedor, de una capacidad casi milagrosa para mitigar el hambre. De sus manos ha surgido el milagro de transformar lo deleznable en apetecible porque vienen del combate cotidiano contra el hambre, de los recursos escasos, de los medios inexistentes”.

Y en el mismo libro nos regala Soria esta cita:

“Las mujeres inventan, administran, milagrean. Su cocina es telúrica y honda, antigua como el barro, seria y solemne, religiosa y sagrada. Ellas, que son la mitad del cielo, descubrieron el vericueto de la cultura y los entresijos del placer, pero lo hicieron sin urgencias ni apremios, lentamente, abonando las viandas según vaya viniendo, arrimando siglos de minuciosas observaciones”
(Lorenzo Díaz y J. Vilabella)

Y esta otra:

"La cocina sin cocineras es una cocina sin caricias. Hay que entender eso. Hay que entender también que ellas solo regresarán y en cuentagotas, cuando en la casa y en la televisión, cuando en los medios de comunicación y en las universidades, les hagamos sentir que si no están allí, el paraíso de la parafernalia culinaria es aburrido”.

Ya desde antiguo la UNEY prefiguraba eso y es por ello que quien dirige su cocina, es nada más y nada menos que una cocinera que inventa, renueva y experimenta cada día. Pero no sólo esto! A ella se debe la creación del pre-grado de Ciencia y Cultura de la Alimentación del cual voy a egresar muy pronto para reingresar de inmediato a través del Centro de Investigaciones Gastronómicas para continuar aprendiedo. La mujer en la casa y en el aula.


He aquí una gota del inmenso mar que son las mujeres.

Y concluyo con un párrafo de Xavier Domingo el amigo y maestro de Alberto Soria:

"La misoginia en cocina revela la existencia de serios problemas afectivos y hasta de una cierta imposibilidad para gozar plenamente de la vida; o sea, del infinito cotidiano. La misoginia en la cocina podría muy bien ser un detalle revelador de mentalidades fascistas, que tal vez se ignoren".

P.D: Ahora soy yo, Biscuter. Quiero agradecer a todo el equipo de Salsipuedes por el esfuerzo que ayer hicieron para servirnos un almuerzo cervantino y manchego (quijotesco, para más señas) que estaba inmejorable. Ricardo, Adriana, Angélika, María, Manza, acompañados de otros estudiantes de la UNEY lo hicieron todo. Y lo hicieron muy bien.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ricardo: felicitaciones.

Ana Cristina

Anónimo dijo...

Al César lo que es del César, y a los Freudianos que vean los posts del blog de Sumito (sumitoestevez.blogspot.com), tal vez lancen la teoría de la "Envidia de Sazón Nata" o "Envidia de Tradición" ;-)
Saludos,
Pajarote

Anónimo dijo...

Gracias! Ana Cristina.


Ricardo Oropeza