miércoles, septiembre 25, 2013

Una ensalada de jícama para Octavio Paz


Silvestre Revueltas
Los nombres son a veces mágicos recuerdos o resonancias de una fiesta milenaria. Para Octavio Paz, el de Silvestre Revueltas era “como el sabor del pueblo, cuando el pueblo es pueblo y no multitud”. En la hermosa semblanza que le dedicó, enumera los fulgores de feria que irradiaban de ese vocativo poderoso. Entre las imágenes, junto a las naranjas, rodaban “las jícamas terrestres y jugosas”.  
Muchos años después, en el poema Vistas fijas, que parece todo salido del nombre de Silvestre Revueltas, volvieron las jícamas de Paz, esta vez “blancas, arrebujadas en túnicas color de tierra”.
  
El sábado pasado estuvieron en nuestra ensalada, también con las naranjas, en una combinación que Cuchi, fiel a la cocina mexicana, recordó haber comido alguna vez con Yuri y con Edmundo.  
Pongamos ahora algo de Revueltas y de su “alegre piedad frente a los hombres, los animales y las cosas”, como dijo Octavio Paz cuando habló de esa música tremenda.

2 comentarios:

Urogallo dijo...

La jícama con mango y vinagreta de chile serrano es deliciosa.
Un abrazo.

Biscuter dijo...

Gracias Urogallo. Debe ser suprema. La probaremos.